A pocos días de iniciar la Copa Mundial de la FIFA en Qatar 2022, te contamos algunas cifras de la edición más polémica en la historia.
Probablemente el balón ruede en Catar y los antecedentes sociales, ambientales y culturales pasen a un plano secundario; el aspecto deportivo recobrará la atención, como tanto han anhelado los dirigentes del Mundial, quienes han hecho caso omiso a las constantes denuncias recibidas previas a la realización del evento.
El 20 de noviembre en el estadio Al Bayt se inaugurará un Mundial, marcado como ningún otro por la muerte, la explotación laboral, el medio ambiente y más. Acá te contamos tres cifras penosas que manchan a Qatar 2022.
Más de 6.500 muertos
India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lank son los principales países afectados por trabajadores muertos en la realización del Mundial, desde 2010 cuando fue polémicamente elegido por el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Según The Guardian la cifra de muertos ascendería a los 6.500 durante este período de año, lo que supera por millones a otros eventos deportivos multitudinarios.
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«El número total de muertos es significativamente mayor, ya que estas cifras no incluyen las muertes de varios países que envían un gran número de trabajadores a Qatar, incluidos Filipinas y Kenia. Tampoco se incluyen las muertes ocurridas en los últimos meses de 2020», indica el diario inglés.
Gráfica cortesía de The Guardian para comparar las muertes ocurridas en la realización de eventos deportivos desde los Juegos Olímpicos de Londres 2012 hasta Qatar 2022.
Según esto, el promedio de personas muertas es de doce por día. Las causas que más se repiten son: múltiples lesiones contundentes debido a una caída desde la altura, asfixia por ahorcamiento y causa indeterminada de muerte por descomposición.
¿Qué dice Qatar? La organización del Mundial niega rotundamente estas cifras, incluso afirma que, son alteradas para dañar la imagen del país. Según los datos oficiales, solo han muerto 37 trabajadores relacionados a la construcción, de los cuales, 34 están clasificados como ‘no relacionados con el trabajo’, es decir, solo tres personas muertas directamente vinculadas por trabajos de construcción o similares vinculados a la realización del Mundial, según el gobierno.
Las cifras contrarrestan el informe de The Guardian, y aseguran que, si bien han ocurrido muertes de trabajadores, la mayoría se han dado por obras relacionadas a la adecuación de la ciudad para albergar este tipo de evento deportivo, en medio de un país de población y geografía pequeña.
Amnistía Internacional, por su parte, reconoce que la cifra podría llegar a 15 mil personas, independiente de que la causa esté o no relacionada con el Mundial. Lo cual es escandaloso, para un país con menos de tres millones de habitantes registrados.
Salarios y comisiones
Para nadie es un secreto que la mayor fuerza laboral del Mundial fue producida por inmigrantes de países cercanos a Qatar, esta situación abre un terrible espectro de opciones para la vulneración de derechos humanos, abusos laborales, trabajo forzado y peor aún, salarios irrisorios para la exposición al sofocante clima catarí.
En este panorama, se incluye la posibilidad de que los salarios no se paguen a tiempo, o que, los trabajadores se vean sometidos a recibir una cantidad visiblemente menor a la que se les prometió antes de trasladarse a Catar, esto, en parte, por las elevadas sumas que pagan los trabajadores por comisión a contratistas sin escrúpulos en sus países de origen, quienes, los ayudaron en su momento a tramitar la documentación o los préstamos necesario para viajar.
La Fundación para la Democracia Internacional reflejaba que los trabajadores estaban obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias, 7 días a la semana, realizando tareas al aire libre y soportando temperaturas que alcanzan los 50 grados.
En pocas palabras, mientras el calendario del Mundial se modificó para jugarse en noviembre y diciembre (atípico en la historia de la FIFA) para no afectar a los futbolistas, los trabajadores inmigrantes debieron laborar día y noche sin importar las condiciones climáticas extremas.
Adicional a todo esto, en el informe presentado por The Guardian se habla de una crisis de corrupción pagada por Qatar por mejorar su imagen, el diario asegura que el gobierno de Catar ha entregado obsequios a miembros del parlamento británico por más de 300.000 euros en los últimos doce meses para que se hable positivamente del país árabe, su imagen y todo lo relacionado para desmentir las versiones de abuso de derechos humanos; lo cual resulta paradójico, siendo esto una constante, mucho antes de ser elegidos como sede del Mundial, ante los ya conocidos casos de explotación contra la libertad de la mujer, la postura sobre la homosexualidad y demás.
Un problema ambiental del que poco hablan
Aunque Catar se vanagloria al decir que su infraestructura está construida con materiales reciclados y que se garantizará el uso posterior al Mundial para evitar, lo que en Colombia conocemos como ‘elefantes blancos’, lo real es que este escenario es improbable.
La gran mayoría del CO2 se procede de emisiones indirectas, ligadas principalmente al transporte, a la construcción de las infraestructuras y al alojamiento de Qatar 2022, es decir el evento genera 3,6 millones de toneladas equivalentes de CO2, contra los 2,1 millones durante la última edición en Rusia en 2018.
¿El problema mayor? No se sabe cómo se garantizará y custodiará la utilización de los estadios, infraestructura hotelera, transporte y demás, en un país con un promedio de habitante menor a los tres millones de personas, donde la mayor fuente de turismo proviene de vecinos árabes, que ya cuentan con mega construcciones en sus países, tal es el caso de Emiratos Árabes.
Muchas organizaciones creen que Catar se lucró y se lucrará económicamente posterior a la realización del Mundial, gracias a la fuerza laboral inmigrante, a la cual no ha hecho esfuerzos por cuidar; y, que el daño ambiental ocasionado por la adecuación de este pequeño país no era justificable.
De cualquier manera, Catar se prepara para la edición más polémica de la historia, esperando con ansías que el aspecto deportivo, las multitudes viajeras y la prensa internacionales pongan su atención en el desempeño de las selecciones participantes, más que en las cifras vergonzosas, y ocultas del “otro Mundial”.
