Un portal danés cuestiona la veracidad de las afirmaciones del periodista italiano.
Fabrizio Romano, conocido por muchos como el oráculo de los fichajes en el mundo del fútbol, se encuentra en el centro de una tormenta mediática tras ser acusado por el medio danés Tipsbladet de difundir rumores sobre jugadores a cambio de dinero de clubes y agentes. Las acusaciones apuntan a que Romano estaría utilizando su influencia en redes sociales para promover intereses comerciales bajo el disfraz de información verídica.
Según la investigación llevada a cabo por Tipsbladet, Romano habría estado ofreciendo exposición en sus diferentes plataformas de redes sociales a cambio de pagos a través de la empresa ‘Memmo’, que actuaría como intermediaria entre el periodista y los interesados en promocionar cierta información. Se mencionan tarifas que oscilan entre los 1000 y 6000 dólares por publicación o vídeo, respectivamente.
La acusación principal es que Romano estaría actuando como un portavoz comercial más que como un periodista independiente, promoviendo agendas de agentes y clubes a cambio de compensación financiera. Esta práctica socavaría la integridad del periodismo deportivo y pondría en entredicho la veracidad de la información que proporciona.
Hasta el momento, Fabrizio Romano no ha respondido a estas acusaciones, y se dice que incluso ha declinado ofrecimientos de entrevistas por parte del medio que lo ha señalado. Esta postura de silencio no hace más que aumentar las especulaciones y la incertidumbre en torno a la situación.
La polémica en torno a Romano plantea importantes preguntas sobre la ética en el periodismo deportivo y la influencia de las redes sociales en la difusión de información, sin embargo, parece una vieja práctica de este campo. ¿Es legítimo que un periodista acepte pagos a cambio de promover ciertos mensajes en sus plataformas?
Mientras tanto, los aficionados al fútbol y la comunidad periodística observan con atención cómo se desarrolla este drama, preguntándose si el famoso «Here we go» de Fabrizio Romano tendrá un significado diferente a partir de ahora.