Es bien sabido que el golf es un deporte preferido por los políticos, pero pocos lo adoran tanto como el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Según la página web Trump Golf Count, el presidente de los Estados Unidos ha ido a jugar golf 298 veces desde que subió al poder.
Esta página se creó luego de que el mandatario afirmara durante su primera contienda electoral que “Estaría muy ocupado trabajando para la gente como para jugar golf” y registra con detalle todo sobre la relación particular que tiene Trump con este deporte. Ahí usted podrá encontrar los días que él ha pasado en el complejo Mar a Lago (donde se encuentra el campo de su preferencia) , quienes fueron sus compañeros de juego y la cantidad de dinero que le ha costado a los contribuyentes americanos sus salidas (aproximadamente $144,000,000 dólares).
El presidente se ha reunido con todo el mundo para jugar. Desde Tiger Woods hasta el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, lo han acompañado en el campo múltiples figuras importantes. Entre estas se incluyen:
- Lindsey Graham, senador senior de los Estados Unidos para Carolina del Sur
- Varios golfistas profesionales: Ernie Els, Rory McIlroy, Dustin Johnson, Jack Nicklaus, Bryson DeChambeau, John Daly y muchos más.
- Rudy Giuliani, ex alcalde de la ciudad de Nueva York
- Sean Hannity, conductor de televisión de la cadena FOX
Adicionalmente, Trump es dueño de 17 campos de golf en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Sin embargo, no se sabe que tan diestro es para administrarlos. En su última declaración de impuestos, por ejemplo, se revelaron pérdidas en sus clubes irlandeses y escoceses de 63.6 millones de dólares.
Así que sabemos que Trump ama el golf. ¿Pero, que tan bueno es para el deporte? Hay páginas como Golf News Net que aseguran que tiene un hándicap tan bajo como 2.8, pero esta es una afirmación que se pone en duda con frecuencia. El periodista deportivo Rick Reilly incluso escribió un libro llamado “Comandante Tramposo, cómo el Golf explica a Trump” en el que reunió varios testimonios de caddies, compañeros de juego y exempleados del mandatario que aseguran que este es un tramposo. Llega a decir que Trump “miente sobre sus mentiras” a la hora de jugar, no contando las faltas, moviendo las bolas más cerca al hoyo y pateándolas para ganar una posición más ventajosa.
Reilly también afirmó que en el club de golf Neoyorquino Winged Foot se acostumbraron tanto a ver al presidente pateando la bola que le pusieron “Pelé” de apodo.
Trump ha asegurado que cuando se retire de la presidencia le gustaría pasar su tiempo en Mar A Lago. Lo cierto es que, cuando por fin lo haga, no será un extraño para el campo de golf.