Triple salto de calidad

Foto: FCF - Oficial

El partido contra Uruguay era el examen

Estuve de acuerdo con la llegada de Carlos Queiroz. En medio del dominio de los europeos, por entonces ganadores de las últimas cuatro Copas Mundiales, parecía que traer a un director técnico competitivo pero pagable desde el Viejo continente era una buena decisión. Con José Pékerman se había dado un salto de calidad, y con el portugués se pretendía dar otro.

Pero esa búsqueda salió mal porque ese entrenador no manejó bien el camerino. No supo tratar a los futbolistas de la ‘Tricolor’ como lo que son: estrellas. También intentó cambios tácticos que no funcionaron, como jugar con cuatro defensas centrales y poner a James Rodríguez como extremo.

Después vino Reinaldo Rueda, y también estuve de acuerdo con eso. Por el rendimiento que había tenido en las Eliminatorias al Mundial de 2006 y en la Copa América de 2004, me pareció injusta su salida en ese momento. Luego había mostrado cosas buenas en otras selecciones hispanoamericanas y en Atlético Nacional.

A diferencia de su predecesor, él sí conocía la idiosincracia del fútbol colombiano y las dificultades específicas de la competición suramericana. Era el entrenador nacional con mejor reputación del momento para retomar la identidad y competitividad perdidas con Queiroz.

Pero también manejó mal su relación con los futbolistas, principalmente con James Rodríguez. Puso la vara muy alta con aquel 500 por ciento que no se le vio a otros jugadores que sí eran convocados, y que tampoco se le vio a él para encontrar soluciones de gol. Por eso estuvimos siete partidos seguidos sin anotar.

Tras la resaca moral de no clasificar al Mundial de Catar 2022, llegó un seleccionador con cuyo nombramiento, a diferencia de los anteriores, no estuvo de acuerdo. Tenía muy poca experiencia como director técnico, solo un semestre en Melgar, de Perú.

En la Selección Colombia había el asistente principal de Pékerman, un entrenador que fue de más a menos. En el nocivo contexto de su representante y yerno, Pascual Lezcano, demasiado envuelto en la ‘Tricolor’, don José no terminó bien. Después de su salida, dos de sus colaboradores, Patricio Camps y Pablo Garabello, dirigieron a clubes del fútbol colombiano y les fue mal.

Pero lo hecho por Lorenzo ha sido tan bueno que ha compensado los fracasos de los dos técnicos anteriores. El argentino desatascó al progreso de la Selección Colombia. Con él se dio un triple salto de calidad: en el manejo de grupo, en la expresión futbolística y, lo más importante, en los resultados. Es un equipo unido como familia, que juega muy bien y que gana.

Las últimas tres Copas América habían sido con técnicos distintos. Pékerman había llegado a semifinales en 2016, Queiroz estuvo muy cerca de llegar a esa instancia en 2019 y Rueda logró meterse entre los cuatro mejores en 2021.

Por eso era tan importante ganarle a Uruguay: era el partido para que el crecimiento en cuanto al juego se reflejara en los resultados y para que el invicto se convirtiera en una gran conquista. Era el duelo para ratificar la superioridad de Néstor Lorenzo sobre sus tres antecesores, y se ratificó ese triple salto de calidad.

Por: Diego Yepes

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