Actualmente son despreciadas las Clasificatorias de Suramérica a la Copa Mundial de 2026. Eso se debe a que la Fifa amplió los cupos al torneo orbital. Antes había cuatro plazas directas y una al repechaje; ahora son seis directas y una a la repesca.
Esto hace que el proceso clasificatorio sea mucho más sencillo y, por lo tanto, menos interesante. Entonces la pregunta es cuál es la importancia de esta competición. La respuesta está en una palabra: enfoque.
La tarea no se hace sola
En primer lugar, damos por hecho la clasificación de la Selección Colombia. Pero solo lo hacemos porque vemos con optimismo hacia el futuro con Néstor Lorenzo como director técnico porque sus resultados han sido muy buenos. Con rendimientos como los que tuvo la ‘Tricolor’ en las anteriores dos Eliminatorias, aunque finalmente hubiéramos clasificado con los cupos actuales, no estaríamos tan relajados como estamos ahora.
Seguramente, Perú y Chile, países de una magnitud futbolística comparable con la nuestra, también pensaban que volverían al Mundial luego de no llegar a Catar 2022, como le pasó a Colombia. Pues ocupan los últimos puestos de la actual Clasificatoria y están parcialmente eliminados.
Con esto no quiero decir que debamos llenarnos de incertidumbre. Sí iremos al Mundial de 2026 en Norteamérica, pero debemos asegurar el cupo sin ser sobradores. Es como en el colegio: la tarea está fácil, pero no se va a hacer sola; toca hacerla y hacerla bien.
Enfoque en metas superiores
En segundo lugar, la importancia de estas Clasificatorias está en el enfoque que se les dé. Si la situación de Colombia es tan buena que se da por hecho su cupo en el Mundial, entonces hay que apuntar más alto, hay que enfocarnos en metas superiores.
En teoría, Brasil y Argentina, por su grandeza en el contexto suramericano, siempre tuvieron que ir a los Mundiales. ¿Entonces para esas selecciones las Eliminatorias nunca fueron importantes porque ya sabían que se iban a clasificar? No, porque su enfoque no era simplemente lograr el cupo. Le apuntaban a estar lo más arriba posible, a ser primeras.
Viendo el desempeño de la Selección Colombia con Lorenzo, un objetivo razonable es terminar las Clasificatorias en el primer puesto. Estamos en el segundo lugar y a dos puntos del líder, un líder al cual acabamos de ganarle merecidamente. No digo que la ‘Tricolor’ sea favorita a ganar las Eliminatorias, pero tampoco es utópico o descabellado. Nos daríamos un gran gusto.
Ahora bien, si eso no se logra pero se sostiene un buen desempeño, como mínimos terminaríamos entre los tres primeros. No solo hay que pensar en clasificar al Mundial sino en hacerlo bien, por lo alto. Esto tendría dos ventajas, y la primera es el ranking Fifa.
Allanar el camino y forjar el espíritu
El Mundial de 2026 tendrá doce grupos, y tres de ellos serán encabezados por los países anfitriones: México, Canadá y Estados Unidos. Las otras nueve siembras del bombo uno en el sorteo serán para las mejores selecciones del escalafón internacional. Ser cabeza de zona es un beneficio para que el paso a la segunda ronda sea menos difícil y para reducir las posibilidades de enfrentar a una potencia en dieciseisavos de final.
La segunda ventaja es el desarrollo de un espíritu altamente competitivo y ganador, que es lo que se necesita para que un equipo crezca. Si nos quedamos pensando que las Clasificatorias no son importantes porque el cupo está listo, entonces vamos a caer la trampa de menospreciar los partidos.
Toca forjar la competitividad de la cual habló Néstor Lorenzo cuando dijo, antes de la Copa América, que el objetivo era ganarla. La mayoría se quedó con esa palabra: «ganarla». Yo me quedé más con la explicación que dio el seleccionador al respecto.
Él no dijo que la idea era ganar la Copa América porque ya se creía técnico de un equipo grande, de esos que miran lejos porque siempre tiene la obligación de ir por el título, como Brasil y Argentina. Él dijo que ganar la Copa América era una consecuencia del verdadero objetivo: ganar todos los partidos.
Es materialmente imposible ganar todos los partidos de un torneo y no ser campeón. Si se cumple el objetivo, partido tras partido, se logrará la meta definitiva. Hay que forjar esa mentalidad de ganar siempre, esa ambición insaciable de triunfo, ese hambre de victoria ante todos los rivales, sin importar su calidad. No importa que se juegue ante el líder de las Clasificatorias o ante el colero, como sucedió en esta fecha Fifa de septiembre. Lo que importa es acostumbrarse a buscar la victoria siempre
Si Colombia hace eso, pero mantiene la humildad, llegará muy fortalecida al Mundial.
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