La Selección de Italia se consagró campeona de la Uefa Euro 2020 tras vencer en tiros desde el punto penal a Inglaterra luego de igualar 1-1 en el desarrollo del partido. Los penaltis terminaron 3-2, y por el equipo perdedor fallaron sus cobros Marcus Rashford, Jadon Sancho y Bukayo Saka.
Estos tres jugadores tienen dos cosas en común: son jóvenes, lo cual supone inexperiencia para afrontar una definición tan importante desde el punto blanco, y son afrodescendientes. Lo primero, seguramente, los hizo proclives a fallar sus tiros; lo segundo, a ser víctimas de racismo por esos fallos.
A través de redes sociales, ingleses enojados por el resultado deportivo profirieron insultos racistas a Rashford, Sancho y Saka, desahogándose de su frustración por la dolorosa derrota, ocurrida en su casa, Wembley, su capital, Londres, y, lo más importante, en un partido en el que esperaban ganar un título tras más de medio siglo.
Como es pertinente, distintas autoridades inglesas rechazaron tajantemente los insultos. Gareth Southgate, la Asociación de Fútbol, el mismísimo príncipe Guillermo, el primer ministro de Gran Bretaña, entre otros, se opusieron a los alegatos, que han dado lugar a investigaciones policiacas.
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