Colombia ha sobrevivido a dos partidos muy sufridos. Ha conseguido un punto en una cancha en la que no sumaba hace veinte años y otro punto frente al líder de las Clasificatorias, que había ganado los nueve partidos que había jugado.
De estos dos partidos se pueden rescatar 90 bien jugados en los que Colombia dio cara y generó peligro a sus rivales. En los dos encuentros ha sufrido mucho en la primera parte; tanto Uruguay como Brasil nos arroyaron y convirtieron a David Ospina, Yerry Mina y Carlos Cuesta en figuras. Luego, en la segunda parte cuando sus rivales bajaron la intensidad, se pudo replantear y tener un mayor control del partido, incluso generar opciones de gol que pudieron cambiar el marcador. Sin embargo, fueron controladas por Fernando Muslera y Alisson Becker por falta de puntería de nuestros atacantes o malas decisiones a la hora de finalizar las jugadas.
Una de dos: o el profesor Reinaldo Rueda no ha leído bien a sus rivales antes del partido y ha tenido que cambiar el libreto o los protagonistas que ha elegido no han interpretado bien lo que les ha pedido. Creo que en el caso del partido frente a Uruguay el profe planteó un partido mucho más físico y de lucha sin controlar el balón; esperaba generar con Rafael Borré más fútbol en ataque. Sin embargo, este delantero no tuvo un socio con quien jugar porque Juan Cuadrado tuvo uno de los peores partidos que se la ha visto con el combinado nacional; cada vez que tomó el balón lo entregó mal, no generó juego y estuvo divagando por el medio campo sin encontrar un lugar. Con el ingreso de Jefferson Lerma, Roger Martínez y Duván Zapata el equipo cambió y tuvo un mayor control; sin embargo, el profe se equivocó dejando otros veinte minutos a Cuadrado, y digo esto porque con el ingreso de Juan Fernando Quintero el equipo generó mucho más juego.
En el partido frente a Brasil el profe alineó a Roger Martínez por Cuadrado, que estaba suspendido, a Quintero por Borré y a Lerma por Matheus Uribe. Con estos cambios esperaba tener un mayor control de juego, pero, de nuevo, se equivocó en los protagonistas. El jugador más parecido a Cuadrado en la Selección es Daniel Muñoz, quien podía jugar en la banda derecha sin problema ayudando en defensa y en ataque, labor que no conoce Martínez y en la que generó muchas dudas. En el caso de Quintero, él no encontró un socio y, al jugar demasiado tirado hacia la banda, se perdió; no fue el generador de juego que esperaba el profe. Con el ingreso de Borré, Matheus y Zapata se recuperó la dinámica de juego y el control del balón, y se vio a Quintero como conductor. Pero el profe otra vez se equivocó ingresando a Luis Sinisterra y sacando a ‘Juanfer’ en el momento en que mejor estaba jugando el equipo.
Rueda ha encontrado el equipo y los jugadores, pero se ha equivocado en los intérpretes. Digo esto porque el equipo ha mostrado en estos dos juegos momentos de buen fútbol en los que ha generado peligro a sus rivales. La clave está en que se generen esas pequeñas sociedades que se necesitan y que deben aparecer, como la de Cuadrado y Quintero, que deben ser los llamados a generar el volumen de juego que necesitan nuestros delanteros para ser protagonistas.
En beneficio del profe Rueda es justo decir que tuvimos partidos contra dos oponentes muy complicados; un rival directo como Uruguay al que hace mucho tiempo no le ganamos en Montevideo, y el líder de la Eliminatoria, que está en un nivel superlativo y venía con puntaje ideal. Lo conseguido por el equipo nacional, aunque muy sufrido, fue muy meritorio.
La clave para que estos dos empates sean puntos de oro es ganarle a Ecuador en Barranquilla, algo que no será fácil y requiere de un gran partido de nuestra Selección. Para esto será fundamental recordar lo hecho ante Chile y que el profe acierte en la elección de sus once jugadores titulares para que no necesite recomponer el equipo, como le ha pasado frente Uruguay y Brasil.