Terminó el Sudamericano Sub-20 con una grata sorpresa; tenemos Selección Colombia para rato. Luego de la frustración por la eliminación de la ‘Tricolor’ de mayores de la Copa Mundial de Catar 2022 y de ver muy poca renovación en las convocatorias de la Selección, quedaba una gran inquietud en lo que podían mostrar los nuevos valores del fútbol colombiano.
El resultado final no fue el esperado por lo mostrado por nuestros muchachos, porque quedó la sensación que ese equipo tenia para ser campeón, pero la mala fortuna y la falta del gol al inicio del hexagonal nos privaron de verlos en un mejor posición. Nuestros juveniles cumplieron el objetivo de volver al Mundial y, aunque pudimos llegar más lejos, no tenemos nada que reprocharle a esta nueva generación de guerreros.
La Selección vino de menos a más durante el Sudamericano, especialmente en el hexagonal. El técnico Héctor Cárdenas fue encontrando el equipo y dejando su terquedad por el joven Ricardo Caraballo. Gracias a eso se encontró a Jorge Cabezas Hurtado, quien le dio mucha dinámica, lucha y definición al ataque nacional. Cabezas brilló en su aparición contra Paraguay, fue tácticamente importante ante Ecuador y, aunque no tuvo su mejor partido frente a Brasil, sí logró cerrar el campeonato con un gran gol frente a Venezuela. Seguramente ya con la falta de presión en la última fecha, se liberó y dejó atrás esa ansiedad que no le permitió brillar frente a la ‘verdeamarela’.
Con el fin del torneo y la clasificación al Mundial, queda un gran equipo que sobresale por su lucha, dinámica, capacidad técnica, pero, sobre todo, un amor inmenso por la ‘Tricolor’. Estos jóvenes nunca se vinieron abajo; de hecho, cuando jugaron con diez lo hicieron mejor y no dejaron de presionar al equipo brasileño, que, a pesar de ser el gran campeón, nunca se vio superior frente a nuestra Selección en los dos partidos que jugaron.
Nos quedan grandes promesas como el lateral derecho Édier Ocampo, los centrales Kevin Mantilla y Fernando Álvarez, el extremo Óscar Cortés y la revelación del torneo, el volante Gustavo Puerta. Estas nuevas figuras seguramente tendrán espacio en la Selección de mayores; llegarán a reforzar posiciones en las que tenemos dificultades, especialmente la de Ocampo, en la que hace rato no contamos con un marcador de punta seguro y con salida. Lo más esperanzador es sin duda lo Puerta, pues nuestro combinado nacional absoluto no cuenta con un jugador con ese perfil, por lo que será fundamental que el profesor Néstor Lorenzo lo vaya acercando y le dé oportunidades.
Durante el torneo, Daniel Luna llegó al Real Mallorca, de España, y Puerta al Bayer Leverkusen, de Alemania. Seguro, se le abrieron las puertas a otros valores que no van a durar mucho tiempo en territorio nacional. El futuro de Mantilla es inmenso y ya debe estar en la carpeta de varios equipos extranjeros.
Prefiero no entrar en la discusión de si el equipo nos quedó debiendo el título y si era una obligación ganarlo por ser local. Me concentro más en lo alcanzado, que fue volver a un Mundial, pero, sobre todo, en recuperar la ilusión de tener futuro y nuevos jugadores. Ya los análisis dirán que Colombia con Jhon Jader Durán podría haber ganado el torneo porque no le hubiera faltado gol o que si Jhojan Torres no se hubiera hecho expulsar le podríamos haber ganado a Brasil. Por el contrario, me enfoco en la alegría que nos pueda dar este equipo en Indonesia.
En la Copa del Mundo vamos a contar con Durán y Yaser Asprilla, dos jugadores que están en Europa y le van a dar a este grupo mucho más juego y profundidad. El profe podrá contar con ambos y tendrá la tarea de acoplarlos al equipo y sacar lo mejor de ellos para potenciar a los futbolistas con los que ya cuenta este equipo.
El futuro es prometedor. Si estábamos desilusionados con nuestra Selección mayor, los juveniles nos devolvieron la alegría y las ganas de soñar.