El profe Luis Fernando Montoya se graduó, literalmente, como ‘el campeón de la vida’. Recibió este apodo por la entereza con la cual asumió su tragedia personal, que fue quedar parapléjico luego de un ataque con arma de fuego en un intento de robo.
En medio de sus limitaciones físicas, el técnico que dirigió a Once Caldas en su título de la Copa Libertadores de 2004 se dedicó en los últimos años a estudiar una carrera profesional que ha concluido con éxito.
Montoya se graduó de Educación Física, Recreación y Deporte en la Corporación Universitaria Minuto de Dios, con sede en Bello, Antioquia. Fue el centro de atención de la ceremonia donde más de 700 alumnos recibieron su diploma.
Cuando pasó al frente para recibirse, este prohombre de 66 dio un discurso que conmovió a todos los presentes.
“Quiero contarles cómo llegué a todo esto. Un día le dije al conductor del bus del Once Caldas de Manizales: ‘usted no se puede quedar manejando bus, tiene que estudiar’, y hoy en día es el rector de la Universidad Uniminuto en Chinchiná (Caldas), y eso me motivó a mí para buscar este objetivo”, rememoró.
Pero el culmen de su intervención llegó con el pedido que le hizo a quienes lo escuchaban.
“Los invito a que hoy abracen a sus padres, les den las gracias por todo lo que han hecho por ustedes. Ese abrazo yo lo quisiera dar. Lo que más le pido a Dios es que me deje mover por cinco minutos para abrazar a mi hijo y a mi esposa. Llevo 19 años intentando mover un dedo y no he podido. Háganlo ustedes, denle las gracias a los padres porque ese esfuerzo que han hecho ellos es para sentirse muy felices”, expresó.
Como es lógico, estas palabras provocó una mezcla de lágrimas y estruendosos aplausos para el ‘campeón de la vida’.