El surf puede llegar a ser mucho más que un deporte, también como un modo de vida, un espacio profundo en el que te sumerges encontrando paz, claridad, alegría y razón de ser.
Bendecido, afortunado y agradecido, hoy me esmero por compartir con los que alcanzo mi relación con el mar y con el surf, tratando de sacar lo mejor de todo para todos.
Contar con toda la información que una fascinante enciclopedia como Google nos brinda al alcance de un celular es un sueño hecho realidad, pero la tecnología es un arma de doble filo que puede aislar a las personas de la naturaleza y de las experiencias reales; y eso es detestable. Nunca debió cambiar el tiempo de espera de una carta por un e-mail del presente, porque mientras tanto se vivía por el tiempo y ahora, por ir a mil, se deja de vivir en el tiempo, o se vive más rápido, pero al final es menos lo que se vive.
Aunque los pronósticos del clima y de los oleajes virtuales son supremamente útiles y muy acertados, tampoco cambiaría la ilusión de la espera interpretando el oleaje por venir, de acuerdo con las fases de la luna y la intensidad de los vientos que se sentían naturalmente, eso era muy romántico.
En aquel entonces se untaban más las manos y menos el control remoto. Si bien, todos los tiempos tienen su encanto y su canto, los colores de la historia varían de pálidos pasteles a vivos fluorescentes y de nuevo a pálidos… el azul nunca dejará de ser azul como cualquiera que sea el color del alma y nunca debemos dejar de colorear la vida.
No quiero decir que «todo tiempo pasado fue mejor», pero el agua sí era un poco más azul y el verde más abundante. Se respiraba mejor oxígeno y menos tecnología.