Jesucristo inmortalizó la frase «nadie es profeta en su tierra», refiriéndose a sí mismo cuando fue rechazado por la gente de Nazaret, la ciudad donde él creció. Era bienvenido en otras partes, principalmente en la región de Galilea, pero no en su propia tierra.
Esa es la historia de muchos futbolistas que triunfan en clubes de zonas diferentes a donde crecieron. Incontables son los jugadores hinchas de un equipo donde son descartados y que prosperan en otras partes. Esa es la historia de Andrés Alarcón.
«Aunque nací en Barranquilla, fui criado en Ibagué como buen hincha del Deportes Tolima; siempre le he tenido mucho cariño a mi ‘vinotinto'», cuenta Andrés. Luego de mostrar muy buenas condiciones en su adolescencia, emigró a Buenos Aires.
Estuvo cuatro años vinculado a Argentinos Juniors, equipo tradicional de la primera división de Argentina, donde nunca llegó a debutar. «Allá aprendí combatividad y espíritu ganador, algo que suele faltarnos a los colombianos», dice.
En diciembre volvió a Colombia. Llegó a Ibagué tras el sueño de jugar en el equipo de sus amores. Estuvo a prueba pero fue descartado por razones que él prefiere no compartir públicamente. El semestre pasado el Tolima estuvo plagado de lesiones y él hubiera podido ayudar al club.
Pero gracias a las buenas referencias que traía desde Argentina, recibió una oportunidad en Patriotas Boyacá, recién descendido. En el equipo rojo ha logrado brillar como no pudo hacerlo en el Tolima. Fue titular en el equipo que salió campeón del Torneo Betplay Dimayor y tiene altas posibilidades de ascender para el 2024.
Ha llamado la atención por un aspecto bien peculiar para un volante de marca, su estatura. «Mido 1,92 y siempre me han dicho que es raro verme ahí en la mitad de la cancha, donde normalmente hay tipos bajitos, pero mis características de juego son para estar ahí», asegura.
Por su altura muchas veces lo han puesto como defensa central, y la posición no le incomoda, pero él prefiere estar más adelantado. Verlo en el círculo central del estadio La Independencia jugando con Patriotas evoca a Norbey Salazar, aquel antioqueño en la misma posición que jugó en el equipo de Tunja en 2012 y 2019.
Por ahora está enfocado en lograr el bicampeonato de la B y ascender a primera división, pero en el horizonte sigue el sueño de estar en el Tolima. Quiere ser profeta en su tierra.
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