En la temporada 2019/2020, que acaba de finalizar, el Leeds fue un equipo de raza, de estirpe, de juego veloz, de presa y ataque: un equipo de autor, un equipo que ganaba o perdía a lo Bielsa: atacando, siempre atacando: atacando hasta el minuto 93, atacando incluso hasta cuando no debía atacar… Hace diez días el Leeds fue a jugarse el pellejo en Gales frente al Swansea. Sacar un punto de ese estadio, de ese reducto, es considerado una epopeya para cualquier equipo grande. Bielsa ordenó atacarlo. A pesar de la insistencia ofensiva los ‘Whites’ no conseguían vulnerar la valla de los galeses. El 0-0 era cantado. A los 89 minutos el jugador insignia del Leeds, el español Pablo Hernández, de 35 años, a quien Bielsa le devolvió la juventud y la fe, conectó un disparo mordido que ingresó como pidiendo permiso por el zócalo del poste derecho. Era el 0-1 que le aseguraba al Leeds el ascenso directo. Lo extraordinario era que había cinco jugadores en el área del Swansea dispuestos a empujar la bola, por si fallaba el gallego.
El final era previsible, el Leeds ganó la Championship casi de punta a punta, jugando de a ratos un fútbol champagne, lujoso, total. Maravillada por lo que veía jornada a jornada en el estadio, la hinchada del Leeds se contagió de la locura que emanaba de su entrenador. Cada vez más loco, más genial.
Con Bielsa el Leeds, el gigante dormido, ascendió de categoría y fue campeón. La próxima temporada el ‘Séptimo Grande’ de Inglaterra jugará en la Premier League. Su modesto presupuesto se incrementará notablemente. El mismo Bielsa verá elevado su salario de seis a diez millones de dólares anuales. La ciudad de Leeds venera al «loco» como una deidad pagana. Una de las arterias principales lleva desde el sábado su nombre: «Marcelo Bielsa Way». Los jugadores lo abrazan, lo besan, le agradecen como si fuera alguien de la familia. La ciudad de Leeds llora de felicidad desde sus balcones. Bielsa ha producido el milagro. De todos los lugares del mundo le llegan felicitaciones, lo aclaman. Muy pronto compartirá cartel y escenario con lo más granado del firmamento futbolero: Klopp, Guardiola, Mourinho, Ancelotti…
El propio Josep Guardiola se apresuró a darle la bienvenida a través de Twitter: «El más grande llega a la Premier». Es un halago demasiado importante para alguien que ganó poco, en un medio donde nadie concede a nadie un elogio gratuito.
Sin querer, tal vez sin pretenderlo, Bielsa transmite con su fútbol, con su desprecio a ganar de cualquier manera, mensajes subliminales que hasta el hombre intelectualmente más precario capta e incorpora a su vida cotidiana. Sería un error medirlo por resultados, por títulos obtenidos, por dinero ganado. Él es un docente de la vida que enseña con el ejemplo. En el mundo existen dos clases de universidades: la que produce doctores y la universidad de la calle, que produce hombres: Bielsa pertenece a la segunda, pero tranquilamente puede aplicar para dar clases de ética e integridad en la primera.
De la mano de Marcelo ‘el loco’ Bielsa, luego de 16 años, ‘The Whites’ han regresado merecidamente a la Premier League. Su himno, Marching On Together, comenzará a sonar fuerte en el verano europeo.
¡Hay esperanzas!
La vida no son solo derrotas…