Hay muchas críticas a la División Mayor del Fútbol Colombiano por la programación de las semifinales de la Copa Colombia, con fechas bastante extrañas. De una forma más general, la Dimayor siempre es criticada por sus calendarios porque hay demasiados partidos, muchas fechas de competición.
Se ha propuesto eliminar las instancias decisivas o mantenerlas pero haciendo una sola Liga año. Algunos prefieren que el camino a la final no sean dos cuadrangulares sino unos play-offs.
Tal vez estas sean alternativas para tratar de resolver la situación, pero creo que serían malas para el negocio porque el formato de la Liga con instancias finales, dos cada temporada, es emocionante para el público y atractivo para la televisión y los patrocinadores.
De fondo, el verdadero problema es que en la Liga hay demasiados equipos. Si va a haber dos instancias decisivas al año, deberían ser menos los participantes que juegan la fase regular previa a las finales para que no haya tantas fechas congestionando el calendario.
Revisemos la historia. Había 16 clubes en la primera división del FPC hasta el 2001, pero al final de ese año hubo un triangular entre tres equipos tradicionales para tener dos nuevos clubes en la A. Real Cartagena y Atlético Bucaramanga superaron al Cúcuta Deportivo. Eso ocurrió justo antes del inicio de los dos torneos cortos por temporada.
Hasta ahí era relativamente manejable el calendario, con 18 equipos en primera división, la misma cantidad que había en la B. Pero en 2011 descendió el América de Cali a la segunda categoría, y eso terminó cambiándolo todo.
Se esperaba que los ‘diablos rojos’ ascendieran rápidamente, pero pasaron uno, dos y tres años sin lograrlo. Lo que empezó siendo un golpe muy duro para una institución, con el paso del tiempo afectaba a los demás clubes.
Entonces la Dimayor se inventó una tremenda chambonada para tratar de ascender al América a la brava ante la incapacidad de hacerlo en franca lid con el sistema existente. La excusa para disimular este privilegio antideportivo para la ‘Mecha’ fue que había otros siete equipos tradicionales en la segunda división, y que ellos también tendrían posibilidad de ascender.
A comienzos de 2015 se hicieron dos cuadrangulares de ascenso en Bogotá para que el ganador de cada grupo subiera a la A. Se esperaba que el América aprovechara la oportunidad, pero no lo hizo.
Para colmo de males, los vencedores fueron Cúcuta y Cortuluá, que ya no están en primera división. Sus lugares han sido tomados por esos equipos chicos, sin historia ni tradición, con muy poca hinchada, que congestionan el calendario y suelen aportar poco al espectáculo.
América eventualmente iba a volver, como lo hizo un año después, pero de fondo quedó el problema tener 20 equipos en la A y apenas 16 en la B, con lo cual los calendarios de ambas categorías quedaron desbalanceados.
Lo peor es que solucionar este embrollo es muy difícil porque para cambiar el sistema se depende de la Asamblea de Dimayor, que es integrada por los mismos clubes. Las instituciones chicas que están en primera división no se van a dejar bajar, y las que ya están en segunda no van a votar por un método para que se reduzcan sus posibilidades de ascender.
Solo en la Liga se juegan 56 fechas al año, con dos campeonatos que constan de veinte fechas iniciales, seis de cuadrangulares y dos de la final. En todo el mundo no hay una liga con más jornadas en una sola temporada. A eso hay que sumarle las fechas de Superliga y Copa Colombia.
Con todas esas jornadas, mezcladas con vacaciones y pretemporadas, más circunstancias externas como participación de clubes colombianos en torneos de Conmebol, conciertos en los estadios y elecciones políticas, los días en el calendario no dan abasto para las competiciones de la Dimayor.