El Barcelona volvió a sonreír, y eso es gracias al regreso de Joan Laporta a la presidencia del club. Al parecer, esa alegría se está sintiendo en el camerino blaugrana. Desde que Laporta fue elegido presidente, el equipo ha cambiado la dinámica de juego y ha realizado muy buenos partidos frente al Paris Saint-Germain, Huesca y Real Sociedad, marcando once goles y dejando una muy buena imagen.
Los culés han cambiado su actitud y forma de jugar. Por momentos han recuperado la memoria futbolística y vuelven a ser ese gran equipo que dominaba los partidos con facilidad, ese gran equipo en el que se juntaban genios para generar fútbol a su antojo.
Ronald Koeman ha encontrado otra dinámica de juego. Es una lástima que se haya demorado tanto porque este equipo, con el nivel actual, no hubiera salido goleado del Camp Nou como le sucedió con el PSG en la ida de los octavos de final de la Champions League.
Con un sistema de tres jugadores en el fondo y dos extremos, el entrenador holandés le ha dado una mayor libertad a Lionel Messi para ayudarle a ser el generador de juego que todos quieren. El argentino se ve feliz jugando de esta forma, y ha contagiado a sus compañeros de ataque. Ahora hasta Ousmane Dembélé está haciendo goles y Antoine Griezmann ha recuperado su olfato goleador.
Con este nuevo panorama y luego de la eliminación de la Champions, el equipo le apuesta a La Liga y la Copa del Rey. Si las cosas le siguen saliendo bien al Barcelona, podrá luchar hasta el final de la temporada por volver a ganar estos dos torneos, algo que hace unos meses se veía imposible.
Laporta le ha dado la confianza a Koeman, lo ha ratificado, algo que ha caído muy bien y ha llenado de tranquilidad a la plantilla de jugadores. Las cosas van volviendo a la normalidad en el equipo culé, y esta nueva alegría puede desencadenar la anhelada renovación del contrato de Messi. No será fácil, pero, de la mano del nuevo presidente, sí es posible; si alguien puede lograrlo, es él.
Con un inicio de temporada terrible y muchos altibajos, es curioso ver cómo el Barcelona puede terminar la temporada con dos títulos y varios jugadores jóvenes consolidados en el primer equipo. Son los casos de Pedri, que pasó de promesa a socio ideal de Messi; Sergiño Dest, que cada día juega mejor y recuerda lo que hacía Dani Alves; y Frenkie de Jong, que dejó de ser esperanza y hoy lidera el medio campo blaugrana.
Para Laporta la mejor noticia es tener un equipo recuperado. No le será fácil, con la situación que dejaron sus antecesores, contratar nuevos jugadores de primer nivel. Pero ya tiene lo más importante, que es a Messi feliz, y eso puede ser de gran ayuda al intentar renovar su contrato. También cuenta con un grupo de jóvenes talentos que, potencializados con un par de jugadores en la parte defensiva y un goleador, pueden crear un gran proyecto.
El reto del nuevo presidente es muy grande: tiene el objetivo de llevar al Barcelona a lo más alto de la élite mundial, como ya lo hizo en el pasado con Frank Rijkaard como entrenador y Ronaldinho como figura. Tendrá que volver a ganar la Champions, algo que por ahora se ve lejano, y el primer paso para acercarse a esta meta será organizar la casa. Debe salir de un par de jugadores que claramente no tienen el ADN del club, y, con el dinero de esas ventas, traer futbolistas de nivel, aunque será muy difícil ir por Erling Haaland, apuntado como el gran hombre a fichar.