El fin de semana se vivió uno de los mejores partidos de fútbol del año. Se enfrentaron los dos mejores técnicos del momento y los dos equipos que mejor juegan a la pelotica. En mi opinión, están muy lejos del fútbol que practican otros conjuntos; podrán perder o empatar partidos, pero lo que hacen el Liverpool y el Manchester City es de otro planeta.
En un marco apoteósico, con un estadio a reventar donde los hinchas entonan “You´ll never walk alone”, se vivió un gran espectáculo de fútbol, algo que la pandemia nos había privado de ver. Un estadio totalmente pintado de rojo impulsaba a su equipo para conseguir una nueva victoria y viendo el mejor fútbol del mundo. Nada podía salir mal porque el espectáculo ya estaba garantizado.
¡Qué gusto ver dos equipos que se dedican a jugar y divertir a sus aficionados, dos equipos que no se esconden en sistemas tácticos ultradefensivos, que dan libertad a sus jugadores creativos para generar fútbol, que tienen una dinámica de juego increíble durante la mayor parte del encuentro, que luchan cada balón como si fuera el último y que, además, nos deleitan con toda la genialidad de sus figuras!
Vimos un partido en el que los esquemas tácticos pasaron a un segundo plano y los técnicos y jugadores solo tuvieron una consigna, ganar dando espectáculo deportivo. Nos divertimos con la velocidad con la que pasaban a campo contrario una vez recuperaban el balón, la dinámica con la que se replegaban cuando eran atacados y la genialidad de jugadores como Mohamed Salah, Kevin De Bruyne, Bernardo Silva o Sadio Mané para romper las defensas contrarias a través de movimientos espectaculares.
Con partidos jugados de esta forma, solo queda la impresión que nadie quiere que se terminen. El tiempo pasa tan rápido que parece que hubieran jugado muy poco; es tal la velocidad y dinámica del juego que los 90 minutos no se sienten y pareciera que duran muy poco.
El resultado del partido termina siendo anecdótico cuando dos equipos se dedican a jugar de esa manera. Aunque los hinchas de uno y otro equipo hubieran querido que su equipo ganara, se fueron con la satisfacción de ver a dos de los mejores conjuntos del mundo. El resultado final fue un empate a dos tantos que deja al Liverpool segundo en la tabla, y al City, en tercera posición.
Muchos de los entrenadores y jugadores de otros equipos deberían verse reflejados en lo que hacen Jürgen Klopp y Josep Guardiola con sus equipos. Lo importante no es que tengan grandes nóminas; de hecho, el Liverpool cuenta con una plantilla limitada. Se trata de aprovechar al máximo el talento de los jugadores con los que se cuenta y sacar lo mejor de ellos.
En una jornada en la que perdieron el Paris Saint-Germain, Bayern München, Real Madrid y Barcelona, se valora mucho más lo que nos regalaron estos dos grandes equipos. Los técnicos que cuentan con grandes plantillas tienen la responsabilidad de jugar, de dar espectáculo y de entretener a millones de aficionados que amamos el fútbol y que esperamos estos grandes partidos para seguir disfrutando del ‘deporte rey’.
La Premier League está más pareja que nunca, y el resultado de este partido así lo demuestra. Dos de los mejores equipos no se sacaron ventajas, pero hicieron todo para ganar un partido que, a la luz de los aficionados, fue de lo mejor que se ha visto en este año. Seguramente los puristas y analistas técnicos se fijaron en errores en defensa y libertades para la generación de juego, pero para los fanáticos vimos un gran espectáculo.