Cuando se jugó el Mundial de Italia en 1990, mi mamá estaba embarazada de mí.
En un ambiente de mucha expectativa por volver a una Copa del Mundo luego de 28 años, surgió en el trabajo de mi mamá la tradición de agarrarle la panza y darme un grito de gol.
Cuando Freddy Rincón hizo el mítico gol contra Alemania, los compañeros de mi mamá celebraron cargándola a ella como a una estrella de rock en un concierto: todos con los brazos alzados sosteniéndola a ella acostada boca arriba y paseándola por toda la oficina.
Como los bebés sienten las cosas desde el vientre de su madre, lo que viví esa vez marcó mi vida como un apasionado del fútbol, a tal punto que en esta industria trabajo como periodista y productor de televisión.
Justamente mi vida laboral me permitió conocer a Freddy en Win Sports. Le conté la historia de mi mamá, y le dio mucha risa, pero también se conmovió cuando le conté de qué manera su gol me había impactado aún desde antes de nacer. De aquel encuentro quedó esta foto con la cual lo recuerdo con mucha admiración por el Coloso que fue.
*Periodista y productor de televisión en WIN Sports.
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