El dolor de una derrota inesperada

Foto vía Instagram: @olimpicocol

Mi historia de la entrevista a Natalia Linares

A uno le duele la historia de los deportistas porque todos llegan con una ilusión enorme. Han trabajado mucho tiempo, todo un ciclo olímpico de entrenamientos, viajes y competiciones con mucha disciplina. Muchos llegan a los Juegos Olímpicos, y en su primera presentación, chao, para la casa. Es muy doloroso, muy triste, muy fuerte.

Por ejemplo, los deportistas de cien metros se han preparado fuertemente cuatro años, corren diez segundos y ya. Cuando los eliminan, se les viene el mundo encima. Uno, que está ahí como periodista, es prácticamente el primero que ellos ven desde que sufren una derrota. Hoy me pasó a mí, y me dolió mucho. Casi me siento a llorar con Natalia Linares, que no pasó la clasificación de salto largo a la final en París 2024.

Estaba inconsolable cuando llegó a la zona mixta después de su competencia. Yo fui el primer periodista que habló con ella. Estaba llorando, y me tocó consolarla. “Tranquila, respire, ya pasó”, le decía yo. “No puedo parar de llorar. Es que no puede ser. Esto no es lo que yo he venido a hacer acá. Yo les pido perdón”, me decía ella, que no entendía porqué le había ido tan mal. “Estaba fácil clasificar, ‘juepucha’, estaba fácil, y yo quedé por fuera”, confesaba.

La verdad es que quedó lejísimos, en el puesto 22 entre 31 competidoras, de las cuales 12 avanzaban a la finalEs una chica de 21 años, un poco mayor que mi hijo. “¿Qué le digo a esta muchacha?”, pensaba yo. Solo podía abrazarla, y ella no podía dejar de llorar. Parecía que se recomponía, tomaba impulso para dar sus declaraciones, respiraba un poco, pero volvía a llorar.

Fue un momento muy dramático, muy duro para mí, la verdad. Ser esa voz de consuelo es difícil porque uno no encuentra ni qué decirle a una deportista que se ha preparado por tanto tiempo, que tiene tantas ilusiones, y vive una derrota tan dolorosa. Era su sueño de ellos y de su familia, y no lo cumplió.

Hizo tres saltos y le fue mal en todos. Tuvo marcas muy lejanas de lo que ha venido haciendo esta temporada. El primer intento fue fallido, en el segundo hizo 6,40 metros y en el último, cuando se supone que va a ir con todo, bajó su marca a 6,04. Chao, terminó su participación.

El mundo se le viene encima a una deportista que atraviesa una situación así. Es doloroso para ella, y también es doloroso para uno como periodista tener que entrevistar a alguien en un momento como ese. Es duro consolarla, buscar las palabras de aliento. Me dolió mucho que se fue llorando de la zona mixta.

Si Linares hubiera estado en el promedio de sus marcas en esta temporada, habría sido cuarta o quinta en la clasificación. Su dolor es que estaba fácil meterse a la final y no lo logró. “Ni siquiera es que yo estuviera nerviosa; es que me equivoqué en la ejecución. La entrenadora me decía una cosa y yo hacía otra”, me expresaba entre lágrimas.

Son talentos que aparecen, que no tienen las mejores condiciones de formación, a los que les ha costado demasiado llegar acá. Es muy duro enfrentarse a un escenario como este, 75 mil espectadores en un estadio lleno, contra las mejores del mundo. Natalia se vio abrumada durante la competición, y yo me sentí igual cuando hablé con ella.

 

Por: Ricardo Henao Calderón

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