Si antes de la Uefa Euro de Alemania 2024 alguien vaticinaba que un futbolista de la Selección de Francia sería el mejor jugador del torneo, nadie lo hubiera mirado con extrañeza. Cualquiera hubiera asentido a esa predicción pensando en Kylian Mbappé o, tal vez, en Antoine Griezmann.
Si no fuera alguno de ellos dos, hubiera sido el arquero, el lateral izquierdo o el centrodelantero del Milan; los zagueros centrales, del Arsenal o el Bayern München; el marcador de punta derecho del Barcelona. Tal vez sería alguno de los dos volantes del Real Madrid o el de la Juventus. De pronto sería el extremo derecho del PSG o el segundo delantero del Inter de Milán.
Pero es un jugador que la última temporada estuvo en Al-Ittihad, de Arabia Saudita, el mismo club de su estelar compatriota Karim Benzema. En medio de sus problemas físicos y de la reestructuración del Chelsea tras el cambio de sueño, se fue al Medio Oriente y parecía que perdería su calidad.
Pero N’Golo Kanté, ese volante cuya estatura es inversamente proporcional a su calidad, es el mejor jugador de la Uefa Euro. El torneo recién empieza, así que falta mucho por decidir. Pero, por lo que va hasta ahora, es justo atribuirle esa condición.
Hay un argumento contundente: es el único futbolista que ha sido elegido oficialmente como el MVP (Jugador Más Valioso, por sus siglas en inglés) en dos juegos de la Eurocopa. Fue el más destacado de la primera fecha en el triunfo contra Austria y el más destacado de la segunda fecha en el empate ante Países Bajos.
En esos juegos tuvo calificaciones de 7,3 y 7,8, respectivamente, según la plataforma de estadísticas deportivas SofaScore, experta en dar puntuaciones individuales a los futbolistas. Además, a su capacidad de recuperar la pelota y su despliegue físico, le ha sumado una interesante presencia ofensiva.