Desde el siglo I antes de Cristo, China fortaleció su economía gracias a la ruta de la seda, una serie de recorridos con los cuales comercializaba este producto por el resto de Asia, Europa y África. Los chinos internacionalizaron sus grandes riquezas gracias a esa ruta. Más de dos mil años después, quieren hacerle una ruta al fútbol.
Xi Jiping, presidente de la República Popular China, anunció un plan gubernamental para que su país llegue a ser potencia futbolística. Eso explica las millonarias inversiones en talentosos futbolistas que bien podrían estar en la élite del deporte pero prefieren la élite del dinero.
Este mandatario puede estar detrás de la posible salida de Messi del Barcelona, y no porque ‘la pulga atómica’ vaya a jugar al Lejano Oriente, al menos no por ahora. Xi Jiping apoya el proyecto de la millonaria familia Zhang, dueña mayoritaria del Inter de Milán. Ambos poderes, el económico y el político, buscan la llave para abrirle al astro argentino la puerta del Giuseppe Meazza.
No es sencillo, al menos mientras no venza el contrato que liga a Messi con el equipo culé, ya que tiene una cláusula de rescisión de 700 millones de euros. Más allá de que no es sencillo desembolsar tal cantidad, el mayor problema es otro: la justificación del dinero.
Desde hace años, con la llegada de los jeques al fútbol, en Europa se implementó el Fair Play Financiero, que busca impedir la inyección desmedida de capitales en los equipos. La manera en que esto funciona es que un club no puede gastar en contratación de jugadores más dinero del que genera con actividades propiamente relacionadas a su funcionamiento institucional, como venta de activos, de derechos de imagen (patrocinios), de merchandising, de entradas a los partidos, de derechos de televisión, de jugadores.
Entonces, suponiendo que el Inter pagara los 700 palos, de dónde justificaría su capacidad para hacer tal inversión. Pues ahí entraría en acción, como la ruta de la seda, la ruta del fútbol, un entramado económico que haga posible la generación legítima de ese dinero ante las rigurosas autoridades financieras del fútbol europeo.
El vehículo para esa ruta es la televisión, ya que la familia Zhang es también propietaria de PPTV Sport, que transmite los partidos del Calcio. La llegada del Messi al balompié italiano implicaría una revolución en la cantidad de suscriptores de esta plataforma digital. Eso, sumado al apoyo gubernamental chino a través de patrocinios y convenios para hacer exhibiciones en el país de la muralla, podría ser justificante válido para ese capital.
Ahora bien, 700 millones de euros es mucha plata, más del triple de lo que se pagó por el fichaje más caro de la historia hasta ahora, el de Neymar por el PSG. Tal vez al Inter le quede la opción de aguardar unos meses y negociar con el papá de Messi, quien le representa y compró recientemente una casa en Milán, un contrato estratosférico a partir de la temporada 2021-22. Sería esperar a que concluya el vínculo de ‘Leo’ con el Barcelona y adquirirlo como jugador libre a cambio de un salario que supere con creces los 50 millones de euros que devenga en Cataluña.