El exceso de confianza: El principal desafío para los biciusuarios en la reactivación gradual de la economía.
Vemos que los organismos gubernamentales están dando directrices para la apertura gradual de la economía a lo largo y ancho del territorio nacional. Por tal razón, los desafíos de movilidad que antes teníamos, van a regresar al punto en el cual estábamos en la prepandemia, solo que ahora se están presentando algunas variables adicionales que debemos enfrentar y adaptarnos a lo que muchos denominan la “nueva normalidad”.
Durante estos seis meses que han transcurrido desde el inicio de la declaratoria de emergencia, me he dedicado a analizar el comportamiento de los diferentes actores en las vías públicas de la ciudad de Bogotá, y he encontrado que, a medida que las restricciones se han flexibilizado, el comportamiento de los peatones, conductores de vehículos automotores y biciusuarios, han presentado interesantes patrones de conducta, que vale la pena analizar desde la perspectiva de los biciusuarios. A continuación, comparto algunas conductas evidenciadas.
La prisa y multitareas. Este estado y los errores que genera, llevan a las personas a tomar malas decisiones. Algo que nos enseñó esta pandemia, es que, durante los días donde la mayoría de los sectores económicos estaban cerrados, la velocidad de tránsito aumentó y por ende los tiempos de desplazamiento se disminuyeron dramáticamente, pero esta percepción de vías más libres y menos concurridas, llevaron a los biciusuarios a aumentar la velocidad normal y a no respetar las normas de tránsito. En términos de SafeStart, la prisa los está llevando a no tener ojos y mente en la tarea, haciendo que se muevan a la ‘línea de fuego’ de los demás actores en la vía, aumentando la probabilidad de tener lesiones. Se fue instaurando el exceso de confianza. Si a esto le sumamos la multitarea, pues la mente está realmente fuera de la tarea principal, que es conducir de manera segura, impidiendo identificar en tiempo real, los peligros de su entorno; esto hace que aumente considerablemente el riesgo de lesión o que la persona lesione a alguien más.
El exceso de confianza con las normas y señales de tránsito. Les comparto mis estadísticas, con datos recopilados en diferentes horas del día en dos importantes avenidas en la ciudad de Bogotá:
De cada 10 biciusuarios que observé en un semáforo, 4 no están respetando la luz roja.
Igualmente 6 de 10, no respetan la señal de pare.
6 de 10 realmente observan ambos lados antes de cruzar.
5 de 10 llevan audífonos.
4 de 10 están observando la pantalla del celular.
5 de 10 llevan casco.
3 de 10 están ‘zigzagueando’ en medio del tráfico.
Cuando analizamos estas estadísticas, nos damos cuenta de la cantidad de exceso de confianza que hay en las personas. De nada sirven las normas y las señales, si las personas no las cumplen o respetan. Como no es viable tener tantos policías como biciusuarios, la alternativa para solucionar este desafío radica en la persona misma, con su autogestión que es su autocuidado. o auto cuidado. No creo que se trate falta de percepción del riesgo o de falta de conocimiento, porque estoy seguro que todos saben que cruzarse una intersección sin observar ambos lados o pasarse un semáforo en rojo, tienen una alta probabilidad de que lo atropellen.
Exceso de confianza con las medidas de bioseguridad. Es todo un desafío lograr que las personas usen de forma adecuada el tapabocas o mascarilla protectora. Creo que todos lo hemos notado en la calle; muchas personas lo usan mal o simplemente no lo usan o no lo manipulan bien. Se ha invertido en bastantes campañas de comunicación e información para orientar sobre el correcto uso, pero de nada nos sirve esto si las personas no adquieren el hábito de usarlo apropiadamente para disminuir la probabilidad de contagio del virus.
El exceso de confianza al llegar a casa. Lastimosamente no tengo datos suficientes para compartir, pero me pregunto a manera de reflexión, ¿cuántos biciusuarios estarán desinfectando no solo su bicicleta, sino sus accesorios y elementos de protección, antes de ingresar a sus hogares, para evitar que sean un vector del COVID-19?
Una vez planteados los diferentes patrones de conducta riesgosa, propongo algunas soluciones:
Sabiendo que un importante porcentaje de nuestra conducta es automática o habitual, una buena técnica es hacer un esfuerzo consciente por mejorar los hábitos o incluirlos hasta que se instauren. Es importante recalcar que nadie puede hacerle cambiar los hábitos a las personas, es un tema muy personal y que demanda del esfuerzo propio, la voluntad y la constancia. El beneficio será enorme, al disminuir la probabilidad de una lesión. Si usted identifica alguno o varios de los patrones de conducta mencionados previamente en el numeral 2, ya tiene un punto de partida para comenzar dicha mejora.
Sabemos que durante esta pandemia hemos tenido que adoptar nuevos hábitos, que antes eran prácticamente impensables, pero la realidad es que vamos a tener que vivir con esto por un tiempo prolongado, por tal razón, también es importante seguir afianzando hábitos de bioseguridad, como son: el uso del tapabocas, el lavado constante de las manos, el distanciamiento, la desinfección de la bicicleta y accesorios, etc. Algunos están confiados y no lo hacen. Otros piensan que no les va a pasar nada. Solo recuerden que quizás sean asintomáticos, pero podrían afectar y contagiar a alguien muy cercano, cuyo sistema de defensas no sea tan fuerte como el suyo y tenga alguna comorbilidad que le lleve a un cuadro médico más grave, gracias al contagio con el virus. ¡Es por su bien y por el bien de sus seres queridos!
Por último, la mejor manera de luchar contra la prisa y la multitarea es disminuirla con una buena planificación del tiempo y hacer una sola cosa a la vez. A la primera señal de que tiene prisa, pause por un momento y disminuya la velocidad y, si esto no es posible, por lo menos elimine los distractores y concéntrese en el camino. Tenga en cuenta que entre más tareas haga de forma simultánea, su nivel de percepción del riesgo disminuye y por ende aumenta la probabilidad de un incidente o lesión.
Sabemos que son momentos difíciles, frustrantes y complejos, pero sería muy triste que debido a una mala decisión, generemos un problema mayor que nos afecte a nosotros mismos y a nuestras familias. No vale la pena lesionarnos en el acto mismo de ganarnos la vida o buscar el sustento. ¡Realmente no vale la pena!
El factor humano como parte integral del problema en la seguridad vial:
*Nelson Gutiérrez Bogotá es Ingeniero Industrial especialista en QHSE, con más de 20 años de experiencia en Sistemas de Gestión y Desarrollo de Cultura de Seguridad. Consultor y Master Trainer para Iberoamérica de Programas de Seguridad basada en el comportamiento y observación preventiva, con la empresa SafeStart International. Nelson ha desarrollado e implementado proyectos en grandes empresas a nivel mundial y es un solicitado Conferencista Internacional. Asesor de Seguridad de la Fundación Gero.