PATAGONIA, fundada en 1973 en Ventura, California, fabrica ropa deportiva para aventureros.
Chalecos, chaquetas y pantalones diseñados para condiciones extremas, que también son parte del ‘look’ casual de los citadinos en las calles de Nueva York, Los Ángeles y Sydney. La compañía se fundó a través del amor de Yvon Chouinard por la naturaleza y por la pasión de elaborar productos de calidad que mejoraran la relación de la humanidad con el medio ambiente.
Chouinard, un escalador y amante de los deportes al aire libre como la pesca, el esquí y el surf, traspasó su empresa avaluada en 3.000 millones de dólares a un fideicomiso que permite utilizar las ganancias de su compañía en la lucha contra el cambio climático. “En lugar de extraer valor de la naturaleza y transformarla en ganancias para nuestros inversionistas, usaremos la riqueza que Patagonia crea para proteger la fuente de todo bienestar”, afirmó en su carta pública. El fideicomiso creado por la familia Chouinard, ofrece todas las garantías y la transparencia de una operación ejemplar.
“La Tierra es ahora nuestro único accionista”, así encabeza la carta abierta remitida por el multimillonario Yvon Chouinard, fundador y propietario de PATAGONIA, el pasado mes de octubre. Chouinard ha vivido s comprometido con las causas ecológicas. De todas las maneras posibles, con estrategias innovadoras y hasta comercialmente arriesgadas, siempre consagrado a preservar lo que nos pertenece a todos, el planeta.
De 83 años, Yvon se convirtió en millonario de forma inesperada. “Yo nunca quise ser un hombre de negocios». Estadounidense de origen franco canadiense, inició en 1973 como artesano fabricando equipos de escalar montañas para sus amigos, más adelante pasó a confeccionar ropa. Con el tiempo, su marca se convirtió en la identidad de los amantes de los deportes extremos preocupados por el deterioro del medio ambiente. La cúpula de su empresa fomenta una filosofía de consumo que rompe los fuertes esquemas del capitalismo. La marca invita a sus compradores a utilizar sus prendas hasta que estas lleguen al final de su vida útil.
“Espero que esto pueda influenciar una nueva forma de capitalismo que no sea con un grupo pequeño haciéndose rico mientras otro gran grupo se queda pobre”, dijo el empresario en una entrevista a The New York Times.
Dios bendiga al Señor Chouinard y a todos los suyos. Y que también Dios ilumine a quiénes tanto necesitamos de su luz para vivir en armonía y en paz. Foto: @patagonia_surf
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