Mucho escándalo ha causado en el primer mes del año el caso judicial del futbolista brasileño Dani Alves, quien es acusado de violar a una mujer en el baño de una discoteca en Barcelona, España.
El lateral derecho, famoso por ser el jugador de fútbol con más títulos en su carrera profesional (46), está recluido en una cárcel mientras se adelanta el proceso judicial en su contra. Este martes se conocieron dos novedades importantes sobre él.
En primer lugar, se supo que su esposa, la modelo Joana Sanz, le pidió el divorcio. La mujer, que inicialmente lo había defendido públicamente en medio de la polémica, borró de sus redes sociales las fotografías con Alves y querría la separación definitiva.
Por otra parte, se supo que su defensa solicita que sea dejado en libertad provisional alegando que los vídeos de la discoteca “desmienten de forma radical” la versión de la demandante. Ella dijo que el deportista aprovechó un clima de “terror, pavor o dominación”, pero eso sería una “distorsión narrativa”, según el abogado Cristóbal Martell.
“Primero es él quien entra en el recinto (el baño) y, dos minutos después, lo hace la joven, sin que Dani Alves le franquee (abra) el paso”, espeta el jurista, diciendo que ella entró a la zona donde alega haber sido violada de forma individual sabiendo que el deportista ya estaba en ese lugar.
También alega Martell que los videos muestran que el entorno antes de entrar al baño no era o «un clima (ambiente) de terror, pavor o microcosmos de dominación» porque se ve que los implicados estaban compartiendo de modo «lúdico y festivo, rodeados de muchísima gente en un espacio abierto».
En caso de que Dani Alves quede en libertad provisional, podría gestionar su defensa fuera de la cárcel mientras se realiza el juicio. El brasileño se ofrece a entregar su pasaporte, llevar una pulsera geolocalizada, mantenerse alejado de la víctima, pagar la fianza y comparecer frecuentemente en el juzgado.