Una fea polémica se despertó en el mundo del tenis por un gesto antideportivo bastante cuestionable, siendo este un deporte caracterizado por altos parámetros de respeto por el rival y el juego limpio.
En el torneo WTA de Budapest, la capital de Hungría, que se juega sobre polvo de ladrillo, se enfrentaron la local Kiara Tóth y la china Shuai Zhang. El primer set estaba muy parejo, con cinco juegos por lado. La asiática ejecutó una derecha muy ajustada a la línea y la juez de silla llamó la bola fuera.
Zhang se acercó a la malla y le pidió a la réferi que se fuera a revisar la marca que dejó la pelota en la arcilla para que cambiara su decisión. La juez se ratificó en su llamado inicial y le dio el punto a Tóth.
Las imágenes de televisión mostraron claramente que la pelota había sido buena porque una parte de ella había alcanzado a tocar la parte exterior de la línea. La china le reclamaba enfáticamente a la juez.
Como la juez de silla no cambiaba su decisión, Zhang le pidió que llamara a su supervisor, el juez del torneo, para que revisara la situación y se hiciera justicia. Esto ocurría en un ambiente hostil porque, como la rival era una jugadora local, el público le reprochaba a la asiática.
En ese contexto Tóth se acercó a la zona donde la bola había rebotado y, aunque la china le pidió que no borrara la marca, la húngara deslizó su pie sobre esa zona para eliminar el rastro que había dejado la pelota. Deliberadamente la europea dejó a su rival sin argumentos para que el juez del torneo analizara la situación.
Esto desató aun más furia en Zhang.
El punto le fue concedido a Tóth, que en ese juego terminó quebrando el saque de la asiática, segunda preclasificada del torneo. El primer set se ponía 6-5 en favor de la húngara, quien quedaba sacando para llevarse ese parcial.
En medio de la injusticia por esa jugada y la adversidad que dicha injusticia había le había causado en el marcador, Zhang se quebró emocionalmente en el descanso del cambio de lado y decidió retirarse del partido en medio del llanto.
La china tuvo la decencia de darle la mano a sus verdugas: la juez de silla y a su rival. Tóth respondió levantando los brazos para celebrar su victoria.
El festejo de la húngara fue otro gesto antideportivo porque en el tenis los jugadores se lamentan cuando su rival abandona un partido. Un tenista honorable no celebra cuando gana por el retiro de su adversario.
Los aficionados a este deporte se volcaron en reporoches contra la juez de silla y Tóth, enviando mensajes de apoyo a Zhang en medio de la injusticia que había sufrido.
«Todos los esfuerzos en las prácticas están mal porque cuando quieres tirar más cerca de la línea, incluso tocándola, te la cantan fuera. Los amo a quienes me apoyaron y tomaron mi lado», respondió la china en su cuenta de Twitter.
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