La final de la UEFA Champions League era la ocasión perfecta para que jugadores como Neymar, Kylian Mbappé o Robert Lewandoski ratificaran su protagonismo en la élite del fútbol. Sin embargo, la figura del partido sería un jugador que, en la previa, no estaba en los planes de nadie.
El francés Kingsley Coman haría cumplir la inexorable ley del ex, y con un cabezazo en el minuto 59 le daría el sexto título de Europa al Bayern Múnich.
Esta anotación fue suficiente para que el extremo francés se convirtiera en la figura del partido, por encima de otros puntos altos, como Manuel Neuer, arquero que salvó en más de una ocasión la portería del equipo bávaro, Thiago Alcántara, moviendo los hilos del Bayern con sus pases precisos, o Joshua Kimmich, lateral derecho que tuvo la difícil tarea de marcar a Neymar y que asistió a Coman en el gol.
Pero además de su anotación, el extremo francés fue un dolor de cabeza para el joven lateral derecho del PSG, Thilo Kehrer. Coman venía siendo suplente del croata Ivan Perisic, y hoy tuvo la misión de generar peligro por su costado, y vaya si lo hizo con su velocidad y su gambeta.
Coman debutó profesionalmente con el PSG en 2013, cuando tenía apenas 16 años, siendo hasta la fecha el jugador más joven en debutar con el equipo francés. Casi siete años después, el extremo del Bayern Múnich se lleva todos los honores en la final de Lisboa, justamente contra su exequipo.
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