El inglés Jonathan Wilson es un extraordinario escritor sobre fútbol. Entre sus diversas obras sobresale ‘La pirámide invertida», un maravilloso libro sobre la historia de la táctica en el fútbol. También redacta columnas para The Guardian, y en su más reciente publicación para este medio de comunicación realizó un interesante análisis sobre la inminente llegada de James Rodríguez al Everton.
«Una economía sensata dicta que clubes del nivel del Everton deberían reclutar jugadores jóvenes de equipos y ligas de mediano ranking (da algunos ejemplos) para potenciarlos y venderlos con rentabilidad tres o cuatro años después. Pero una y otra vez la seducción de jugadores que salen de la élite (como James) resulta demasiado grande», afirma Wilson.
Según el escritor, los jugadores ven al Everton como un escalón, no un destino definitivo. En ese orden de ideas, el club debería buscar jugadores pensando en un escalón que ascienda hacia la élite, no que descienda de la misma, como es el caso de Rodríguez, que llega desde el Real Madrid.
Pero luego de hacer un detallado análisis de las razones económicas para optar por otro tipo de futbolistas, da una buena esperanza en el caso de Rodríguez.
Wilson plantea que para el Everton, que no es un club grande, contar con un entrenador grande como Carlo Ancelotti abre la ventana para que lleguen jugadores de una categoría que, si los ‘toffees‘ tuvieran un director técnico normal, no considerarían ir a este equipo.
«Solo los adultos más pesimistas, gente que haya olvidado cómo volar, podría no estar inspirado por el prospecto de Ancelotti reavivando el talento de James», asegura el columnista, quien cree que la contratación del colombiano «es un fichaje audaz, que satisface una demanda fundamental pero frecuentemente desapercibida en equipos de media tabla: diversión».
Concluye Wilson que, aunque Rodríguez es costoso, su llegada es «justificable, incluso bienvenida». Junto a Allan y Abdoulaye Doucouré, otras incorporaciones del Everton, el zurdo cucuteño puede dinamizar el mediocampo del equipo, que fue «débil y ligeramente estéril» durante la mayoría de la segunda mitad de la temporada anterior.