Argentina se vio sorprendida por Arabia Saudita y cayó en su debut mundialista, frente a un equipo que desde el inicio fue fiel a su idea de juego y que creyó en la parte complementaria que tenía cómo darle vuelta a un partido en el que a pesar de ir perdiendo nunca se sintió incómodo y, por el contrario, logró hacer ver muy mal a su rival.
Con presión alta ahogaron a los argentinos y los obligaron a plantear un partido muy diferente al que esperaban los sudamericanos, que se dedicaron a jugar en largo y de manera repetitiva cayeron en el fuera de lugar propuesto por su rival.
La mayoría de los críticos habla de la arrogancia y de la sobradez de los argentinos, pero no analizan el excelente partido realizado por su rival.
Un equipo trabajado, que de la mano del técnico francés Hervé Renard logró dar un gran golpe de autoridad.
La diferencia en este partido la hizo el trabajo táctico de un conjunto y la falta de respuestas del otro.
Lionel Scaloni nunca supo cómo darle vuelta al partido ni cómo cambiar el libreto planteado por su rival.
Las variantes no le funcionaron y su equipo solo cambió de intérpretes, pero nunca encontró la forma de darle vuelta a lo que le ofrecía su rival.
El mérito es de los árabes y especialmente de su entrenador, con un equipo que lleva 45 días de trabajo, los cuales se vieron reflejados en el terreno de juego.
La intensidad con la que jugaron, el acople en cada una de sus líneas y el poderío físico se evidenciaron durante todo el partido y son muestra de que el trabajo da frutos, a diferencia de su rival, que solo lleva 8 días reunido y llegó con la idea de ganarle a un equipo que consideraban chico.
Un baño de humildad para jugadores, aficionados y periodistas.
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Los argentinos, que llegaron como grandes favoritos luego de ganar la Copa América y clasificar de manera cómoda, creían que ya estaban en segunda ronda e iban a jugar una primera fase de grupos de entrenamiento, pero ahora tendrán que ganar los dos partidos que vienen frente a México y Polonia, respectivamente.
La realidad es que el equipo argentino nos quedó debiendo mucho fútbol, especialmente Messi, quien no tuvo respuesta y no fue el líder que su equipo necesitaba.
Ningún jugador se salva porque todos tuvieron un muy mal partido y se parecieron mucho a la arrogancia de su compañero Otamendi, quien no fue capaz de darle la mano a su rival luego de un choque y lo dejo con la misma extendida en una clara muestra de impotencia.
A Argentina le pesa mucho llegar como favorita y ahora tendrá que demostrar que tiene equipo para darle vuelta a esta situación y aprovechar la ventaja que le dieron mexicanos y polacos al empatar su partido.
Con ese resultado los argentinos todavía pueden pasar primeros y los árabes con dos empates estarían en segunda ronda, dejando por fuera a sus rivales directos por el segundo cupo.
Los argentinos se juegan una final en su próximo encuentro frente a los mexicanos y tendrán que apelar a su memoria futbolística para montarse nuevamente en la ‘Scaloneta’ que los llevó a ganar la Copa América.
Nada está definido y hasta ahora es un primer tropiezo en el camino hacia la segunda ronda.
Sin embargo, sí es un partido que va a marcar el futuro de este equipo dentro de la competición.
Seguro que los fantasmas del pasado están rondando la cabeza de varios jugadores y en su fortaleza mental estará la capacidad para darle vuelta a la situación.
Argentina sigue siendo uno de los favoritos a ganar el mundial, pero si este equipo no reacciona muchos fanáticos van a quedar muy aburridos porque se pueden quedar sin candidato para la final.
Seguramente es prematuro para decirlo, pero ya en el pasado equipos que llegan con tanto cartel se han quedado en primera ronda.
Por el bien de fútbol y de los fanáticos, espero estar equivocado, pero tengo muchas dudas de que puedan reaccionar y llegar muy lejos.
Mauricio León L.