Actualmente Millonarios quedó eliminado de la Copa Libertadores en fase de grupos luego del empate contra Palestino, de Chile. En medio de las burlas al equipo ‘embajador’, esta columna pretende analizar si, tras este fracaso, al club le convendría la eventual salida del director técnico Alberto Gamero.
Claramente, el gran problema del conjunto ‘albiazul’ en los cuatro años y medio con el samario como entrenador ha sido su actuación en competiciones internacionales. Acá en Colombia le ha ido muy bien, pero por fuera solo ha superado dos instancias en torneos de la Conmebol: la primera fase de la Copa Sudamericana de 2020 contra Always Ready y la segunda fase (no tuvo que jugar la primera) de la Copa Libertadores de 2023 ante Universidad Católica de Ecuador.
En total son cinco eliminaciones. La primera fue en la Sudamericana de 2020 contra Deportivo Cali. La segunda y tercera fueron en las Libertadores de 2022 y 2023 ante Fluminense y Atlético Mineiro, respectivamente. La cuarta fue en la fase de grupos de la Sudamericana de 2023 y la última fue en esta ronda grupal de la Libertadores de 2024.
El análisis sobre si a Millonarios le convendría la salida de Gamero es considerar si él sería el técnico en quien se debe confiar para revertir esta situación internacional, y yo pienso que no. Alguien dirá que mi escepticismo no se debe a que yo quiero condenarlo con base en estos antecedentes que he citado. Pero no es así porque creo que todos podemos darle la vuelta a los resultados adversos que hemos tenido en la vida, y él ha mostrado ser un buen entrenador.
Pero para cambiar esas realidades negativas hay algo indispensable: admitir la raíz de las mismas, y no veo eso en este técnico. Luego del empate contra Palestino, en la rueda de prensa le pregunté a Gamero si ahora, en mayo, seguía pensando lo mismo que en enero, cuando le dijo a los hinchas de Millonarios que creyeran en lo que hay, refiriéndose a la nómina de futbolistas.
A comienzo del año yo no creía que la plantilla de jugadores fuera lo suficientemente buena como para lograr una participación destacada en la Copa Libertadores, pero un entrenador exitoso como él gozaba del beneficio de la duda. Ahora bien, este fracaso ha mostrado, con mucha claridad, que la nómina no estaba a la altura de un desafío internacional tan difícil.
No es que la ausencia de grandes refuerzos de categoría sea la única razón del balance negativo en la ‘Gloria Eterna’; también hubo otros problemas, como las lesiones. Pero es evidente que la nómina no dio la talla para el gran torneo continental, y por eso quería saber si Gamero había cambiado de opinión respecto a lo que dijo en el inicio del semestre.
Lamentablemente, dijo que él sigue creyendo que la plantilla sí era lo suficientemente buena. Esa postura me da a entender que el samario no es el técnico para encontrar la solución. De hecho, es parte del problema para dar un salto de calidad.
Sus logros como entrenador son en el ámbito nacional con Boyacá Chicó, Deportes Tolima y Millonarios; en ese orden de ideas, sus nóminas de jugadores también han sido buenas para triunfar acá en Colombia. Pero jugando torneos de la Conmebol él nunca se destacó, y sus plantillas tampoco. Ahora que está en un club con más alta capacidad de inversión y que respalda su proceso deportivo, podría y debería pedir mejores jugadores para brillar por fuera.
Muchos dicen que Gamero no le exige al club capitalino, y yo sí creo que exige, pero al estándar de su exigencia le falta ambición. Un buen ejemplo fue con el lateral izquierdo porque el club tenía acordada la llegada de Nicolás Giraldo, pero se tumbó esa negociación por decisión del técnico, que pidió a Danovis Banguero. Él exigió, pero la vara de su exigencia fue baja.
No se trata de formar una plantilla impagable para la realidad de un club colombiano; no se pide una delantera conformada por Vinícius Júnior, Erling Haaland y Kylian Mbappé. Pero un club grande de Colombia, que ha dejado buenas utilidades económicas últimamente, puede traer mejores refuerzos que Diego Novoa, Delvin Alfonzo, Santiago Giordana, Emerson Rodríguez y el mismo Banguero. Son jugadores relativamente buenos, utilitarios y funcionales, pero sin gran categoría para marcar diferencia en Suramérica.
Es cierto que Millonarios hizo un esfuerzo económico por retener a sus mejores jugadores con contratos generosos, pero eso no lo eximía de traer futbolistas estelares, de jerarquía. Si Gamero, después de este fracaso, sigue sin ver eso, no creo que sea el técnico para darle relevancia internacional al club. Si este último es el objetivo de los ‘embajadores’, entonces el samario no es el indicado.