El equipo de Reinaldo Rueda nos dio una lección de fútbol de ataque el jueves en el Estadio Metropolitano de Barranquilla. El profe nos sorprendió con una formación con una clara vocación ofensiva. Puso dos laterales con mucha salida, le entregó el medio del campo a Juan Fernando Quintero para que arrancara desde la banda derecha hacia el centro y alineó un tridente de ataque que se entendió a las mil maravillas, conformado por Rafael Borré, Miguel Borja y Luis Díaz.
Colombia salió a comerse la cancha, algo que se le había pedido en los partidos anteriores en Barranquilla, especialmente frente Argentina. El equipo dejó de ser pasivo, salió con la convicción de ganar estos tres puntos y sorprendió a su rival. Los chilenos se vieron confundidos cuando Colombia les aplicó una presión que los ahogó y les generó alternativas de gol a partir de la recuperación de balón.
La lectura del partido por parte del profesor Rueda fue total. El equipo necesitaba soltarse y divertirse dentro del campo de juego, y eso solo lo podría lograr con un jugador con la vocación de generación de juego que tiene Quintero. El crack colombiano jugó con esa dinámica y alegría que lo caracteriza, y hasta metió un golazo que desafortunadamente fue anulado por un milimétrico fuera de lugar.
La conexión en ataque fue total. Borré jugó como lo que es: un delantero. El profe le quitó la obligación de marcar y se dedicó a generar espacios para sus compañeros. Esa libertad le permitió a Borja moverse por todo el centro del ataque y ser letal; cuando tuvo las oportunidades no las falló y fue tan generoso con su compañero de ataque que lo dejó solo frente al arco rival. Desafortunadamente Borró erró en la puntada final y nos privó de irnos al descanso con una ventaja de tres goles que nos hubiera ahorrado el sufrimiento de los primeros veinte minutos del segundo tiempo cuando Chile se nos vino encima.
Lo de Luis Díaz fue extraordinario; generó peligro cada vez que tuvo el balón y se asoció de manera extraordinaria con Yairo Moreno. El guajiro necesitaba un compañero por esa banda que apoyara sus incursiones en ataque, que le propusiera una pared y lo pusiera a jugar como él sabe hacerlo. El resultado fue espectacular; cada vez que se asociaron produjeron desequilibrio. De hecho, realizaron una pared espectacular llena de fantasía que por poco termina en el mejor gol de las Eliminatorias, pero el centro de Yairo fue rechazado por la defensa chilena.
El equipo atrás fue seguro y respondió cuando Chile tuve el valor de ir a buscar el descuento y luego el empate. Los dos centrales tuvieron un gran comportamiento. El profe tenía en el banco a un señor defensa como Carlos Cuesta, a quien debió utilizar en Paraguay, pero la jerarquía de Davinson Sánchez no le dejó tomar la decisión esa vez. Con la necesidad de completar la zaga ante los ‘australes’, el profe no lo dudó y encontró en Cuesta a una gran pareja para Óscar Murillo; los dos se complementaron muy bien y parece que hubieran jugado juntos hace mucho tiempo. El profe tendrá que tomar una difícil decisión, pero en actualidad esta pareja está a años luz de Yerry Mina y Davinson, quienes dan muchas ventajas.
Los laterales se cansaron de ir al frente y generar fútbol. Tanto Juan Guillermo Cuadrado como Yairo fueron salida permanente para el equipo; el único lunar es que los dos dan ventajas cuando el rival abre la cancha. Por veinte minutos Chile fue una ráfaga de juego y Cuadrado lo sufrió; le ganaron la espalda cada vez que lo intentaron. En el caso de Moreno perdió la marca en el gol de Chile en una jugada en la que tuvo que salir más rápido a cortar ese balón. El profe tendrá que trabajar con ellos para que tengan un mejor regreso y se posicionen mejor cuando son atacados.
Rueda seguro tenía este partido en su mente y sabía que era el juego para darlo todo. Queda la sensación que con un poco más de agresividad se hubiera traído más puntos de Bolivia y Paraguay; pero también es cierto que no perdió ningún juego en esta triple fecha de Eliminatorias. Estamos en zona de repechaje y con una mejora significativa en la forma de jugar. Siguen tres partidos muy complicados en la próxima fecha, y el profe deberá definir si quiere mantener este equipo o seguir apelando a un estilo defensivo y resultadista. Creo que con este equipo que jugó en Barranquilla el técnico puede ir a jugar a cualquier lugar y seguro va a traer grandes resultados. Ya encontró el once; ahora, a seguirlo trabajando.
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