Hace tres años Neymar sorprendió al mundo del futbol dejando al Barcelona en busca de nuevos objetivos personales. La razón: quería triunfar lejos del Camp Nou y demostrar que podía liderar un equipo y conseguir logros sin estar a la sombra de ‘Leo’ Messi.
Después de dos eliminaciones consecutivas en octavos de final de la Champions League, en las que no pudo aportar todo su talento para liderar a su equipo porque estuvo lesionado, se encuentra frente a una oportunidad de oro de cumplir su sueño y darle al Paris Saint-Germain lo que tanto ha buscado.
En la semifinal de ayer vimos a un PSG diferente, jugando con presión alta, con mucha dinámica, recuperando en el medio del campo, con salida rápida y liderada por un gran jugador que, cuando se dedica a hacer lo que más sabe de manera seria y en pro del equipo, es imparable.
Neymar nos mostró todo su futbol y su talento al servicio del equipo, preocupado de jugar y hacer jugar a sus compañeros. Cuando actúa de esa forma potencia a sus dos socios, Di María y Mbappé, quienes se movieron por todo el frente de ataque generando espacios y mucho peligro para un Leipzig que nunca supo cómo detener el poderoso ataque del PSG.
Los parisinos ya están en la final de una Champions, algo que no se veía muy cercano por lo realizado en las temporadas anteriores, cuando hacían un gran juego de ida y en la vuelta no eran capaces de consolidar lo que habían conseguido. Hoy, con este formato a un solo partido y en cancha neutral, les ha fluido el fútbol, ese que muchos pensamos que no iban a poder generar porque venían de una para prolongada que fue generada por la pandemia y luego por la cancelación de la liga francesa. La realidad está mostrando un equipo más fresco, con menos partidos y con una motivación gigante.
Es cierto que ayer el Leipzig no fue el conjunto aguerrido que eliminó a un débil Atlético de Madrid. Se vio sorprendido por un PSG que, desde el primer minuto, salió a buscar la victoria y que lo superó en todos los terrenos del campo, liderado por Neymar y sus dos socios de lujo. En apenas 13 minutos el PSG ya ganaba con gol de Marquinhos cabeceando tras un cobro de tiro libre, y de ahí en adelante controló el juego como quiso. En el minuto 42, a través de una presión alta, generó una recuperación de balón que terminó con una combinación entre Neymar y Di María, quien definió sin problemas para poner el 2-0 en el marcador y cerrar un gran primer tiempo. Ya en el complemento, y con el partido controlado, vino el tercer gol en el minuto 56 por intermedio de Bernat a centro de Di María, quien aprovechó un error de Mukiele en la salida.
Hoy Neymar esta más cerca de cumplir su sueño y de que el mundo del futbol le dé la razón. Está demostrando que es capaz de liderar un equipo, que su magia está intacta, que cuando se dedica a jugar fútbol se puede poner al nivel de Messi y de Cristiano, y que con seriedad, enfocado en los partidos y poniendo todo su talento al bien del equipo, lo puede llevar al lugar que él quiera.