En condiciones normales, el Giro de Lombardía se hubiera corrido en octubre. Pero, como el Giro de Italia se va a hacer en ese mes debido al cambio en el calendario ciclístico por la pandemia, esta clásica italiana se realizó en agosto para no cruzarse con la gran vuelta del país transalpino.
La prueba fue ganada por Jakob Fuglsang, que a los 35 años se convirtió en el tercer ganador más longevo de esta competición. El corredor danés llegó a meta en solitario, luego de sacar ventaja sobre sus compañeros de fuga.
Había seis ciclistas fugados. Fuglsang y Aleksandr Vlasov, del Astana; George Bennett, del Jumbo-Visma; Julio Ciccone, Bauke Mollema y Vincenzo Nibali, del Trek-Segafredo, equipo que tenía ventaja por la diferencia numérica. Sin embargo, en el penúltimo ascenso, los tres hombres del Trek perdieron la rueda.
En el último puerto montañoso el equipo con la ventaja era el Astana, que enfrentaba con dos de sus hombres a Bennett, reciente ganador del Giro del Piamonte. El fuerte ritmo dejó cortado a Vlasov, pero Fuglsang, en vez de mermar el paso para no descolgar a su compañero, sostuvo su andar.
Era evidente la fuerza que tenía el danés de cara al final de la carrera, y a seis kilómetros de la meta lanzó un ataque fulminante sobre Bennett, que apenas intentó seguirlo por unos metros. El actual subcampeón olímpico, llegó a meta con una ventaja de 31 segundos.
Esta prueba es uno de los cinco monumentos, como se conoce a las clásicas más importantes del mundo. Este es el segundo monumento que gana Fuglsang, quien había conquistado la Lieja-Bastoña-Lieja del año pasado.