Entre la cima y el mar, a cientos de millas náuticas en el Pacífico Norte, la grandeza del océano y las imponentes cordilleras estremecen los sentidos de cualquier surfista… y de cualquier persona.
El espíritu y el verdadero significado que representa la palabra ALOHA trascienden por el tiempo y por la historia de la cultura ancestral polinesia como un gran ejemplo de vida para toda la humanidad.
Hawái es el archipiélago más aislado de la tierra, la distancia marca la diferencia en esta asombrosa isla, y es donde los surfistas de todos los rincones del planeta aspiran llegar para medir los propios límites. El archipiélago de Hawái está conformado por nueve islas principales que se formaron por actividad volcánica; son las cimas que sobresalen de una dorsal submarina denominada cadena de montes submarinos, Hawái-Emperador. La Costa Norte (en inglés, North Shore) de Oahu, Honolulu, es el lugar que ofrece las rompientes de olas más famosas y desafiantes del mundo.
En Oahu se encuentran olas a la carta; para todos los gustos y sentidos. Al sur la playa de Waikiki por ejemplo; es ideal para aprender a surfear de una manera amigable y armoniosa. Pero al otro extremo, a lo largo de 7 millas (11.3 kilómetros) de la costa norte, las cosas se ponen de otro color cuando se crece el mar y la bestia despierta. El océano estruendoso ruge liberando fieras marinas como olas salvajes. La playas de Sunset, Rocky Point, Pipeline, la Bahía de Waimea y Haleiwa, entre otros puntos magistrales, marcan la temperatura más alta para los surfistas más tenaces.El Surf en Hawái se vive y se siente punto aparte, a otro nivel.
Las corrientes, los fondos rocosos, las mareas, los vientos y movimientos marinos en general, no dan tregua alguna y pueden desestabilizar al surfista que no esté física y mentalmente preparado para estas condiciones, propinándole una paliza devastadora o fatal por parte de la descomunal fuerza del océano.
En Sunset Beach la ola rompe como si el mar quisiera destrozar a lo que se le atraviese. ¡Ahí me encontré! Remando entre olas más bien parecidas a casas de agua por su porte desmesurado. Pero más aún que los metros de altura del tamaño de estas paredes de agua, la intensidad y la fuerza desmedida con que la ola revienta contra el arrecife, confirman que son verdaderamente violentas y peligrosas.
Siempre me mantuve muy atento y sereno en el agua. Mi calma me sorprendió. En otros mares me he visto asustado, pero en Sunset, tal vez por sentirme tan feliz y agradecido de encontrarme ahí y de finalmente interactuar con un oleaje que desde mi infancia admiré en revistas y documentales, mi instinto me guiaba centrándome en que esa era la única manera de afrontar semejante mar, posicionándome en los lugares apropiados y manteniéndome alerta y tranquilo… iluminado.
Las propias olas se encargaron de recordarme que el jefe es quien manda. Que uno debe escuchar lo más profundo de su interior y que uno debe marcar los límites. Porque en el agua, mírese cómo se vea el mar; el océano nunca jamás será pequeño. Fue una sesión increíble y gloriosa.
La explicación técnica de la fuerza del oleaje hawaiano se resume en que las ondas marinas que se aproximan a la costa, acumulan extraordinaria energía en su recorrido por miles de kilómetros sobre la superficie oceánica. Estas masas de agua se encuentran con fondos llanos, sólidos y rocosos en el centro del Océano Pacífico. Precisamente por la cantidad de energía acumulada a lo largo del extenso desplazamiento náutico y por el drástico choque de estas masas de aguas profundas contra arrecifes llanos, se forman y se levantan este tipo de olas. Esa dinámica principalmente combinada con factores como el de los vientos y el de las mareas, son los que producen esta clase de olas en Hawái.
La historia del surf hawaiano cuenta que el surfing se considerada como un ejercicio espiritual, no solo físico, que está directamente relacionado con engrandecer el alma de ofrendas y rituales al océano y a sus dioses. Trata sobre dar mucho de uno mismo y de recibir un regalo muy especial por parte de la naturaleza. De una actividad física, pero también mental y armoniosa con el medio ambiente; de mucha paciencia y de fe por la espera del oleaje. Las olas perfectas existen, llegan y, cuando rompen, el mar es de admirar y transmite una fuerza sublime.
El surf es pura satisfacción personal, pero nunca se debe olvidar que las olas son una ofrenda de la madre naturaleza, un regalo único y particular del océano que siempre se debe recibir con respeto, con cabeza fría, con humildad y con generosidad. Filosofía hawaiana. El mar es de todos y para todos y así debemos cuidar de él. Nuevamente los incito e invito a acercarse a las olas y a descubrir las maravillas del mar. A la orilla de la playa, descubrirán un mundo fenomenal.
En Hawái el surf es el deporte de reyes (The Sport of Kings) y fue el legendario Duke Kahanamoku alrededor de 1914 quién lo reinventó. Y fue él el precursor del surf moderno y quien extendió sus raíces y las de la cultura hawaiana a otros mares y a horizontes como los de California y Australia. Así creció la popularidad de este deporte por el mundo, hasta llegar a comienzos de los años setenta a las costas colombianas.
No se puede pensar en Hawái sin hablar de surf, ni de la historia del surf sin recordar al Duke. Hawái es la meca del surf internacional y el Duke su gran mentor.
La zona turística y el paseo peatonal a la orilla del mar por el lado de Waikiki es bonito y agradable; acordes con los de una ciudad civilizada, organizada y moderna. Pero el North Shore, como también gran parte de la isla, se mantienen fieles a sus raíces, con barrios modestos de casas en madera por el medio del campo, con fincas lindas, casas coloridas y auténticas, con lo más importante de todo, mucho calor humano.
*Agradezco infinitamente a mis anfitriones por esa calidad humana y por su calidez. Me hicieron sentir en casa sin importar los miles de kilómetros de distancia. Por recordarme que un hogar es el que se construye y no la casa en que se vive.
Al gran surfista y buen amigo de mi infancia ‘Coco’, radicado en Hawái desde hace más de 20 años y a quién no veía por 30, por su espléndida generosidad y por su inigualable bacanería, por todas sus tablas.
Sin ‘Coco’ está travesía nunca hubiese sido igual. Y por recordarme también que los valores humanos son los verdaderos principios que nos engrandecen como personas. Cada día aprendo más a diferenciar y a valorar lo verdaderamente importante.
Todo mi respeto y mi admiración a ‘Coco’, a su familia y amigos por la amplitud de sus corazones y por compartir el verdadero sentimiento del espíritu Aloha, de la manera más noble y sincera conmigo. Que muy bien el gran Duke Kahanamoku describe de la siguiente manera: “En Hawai saludamos a los amigos, a los seres queridos y a los extraños con Aloha, que significa con amor. Aloha es la palabra clave del espíritu universal de la verdadera hospitalidad, que hace que Hawái sea reconocido como el centro mundial de la comprensión y del compañerismo. Intente saludar, conocer a alguien o despedirse con Aloha. Te sorprenderá su reacción. Lo creo y es mi credo. Aloha para ti”. Duque Paoa Kahanamoku.
Y a Fadía, mi gran amiga, compañera de viaje y amor, quien bien sabe sobrellevar la pasión de un surfista y siempre apoya mis sueños desde lo más profundo de su inigualable corazón. Gracias.
Aloha para todos.
*Para todo lo relacionado con este deporte, me pueden contactar en Cartagena, en: