La Champions entra en la zona de la verdad

Por: Juan Linares @juanlinares50

Este agosto es un mes de importancia histórica para el fútbol mundial. En Lisboa, del 12 al 23, la Champions League, el torneo de clubes más importante del planeta, tiene su hora de la verdad, su etapa de definición. Ocho equipos: Barcelona, Atlético de Madrid, PSG, Manchester City, Bayern de Múnich, Olympique de Lyon, Leipzig y el Atalanta; lucharán por ‘la Orejona’, esa copa deseada y esquiva que solo se rinde en los brazos de los victoriosos. ¡Todos tienen chances de alzarla, de poseerla! Todos tienen chances de llevarse a la casa a la mujer más linda del baile, la más guapa, la más codiciada.  «El  fútbol es el deporte más democrático del mundo porque cualquier equipo puede ganar», dijo alguna vez César Luis Menotti.  

Sin embargo, la lógica indica que no hay que dejarse engañar por ese romanticismo victoriano: la igualdad en el fútbol no existe. Si los buenos, los talentosos, los que saben, juegan bien no hay nada que hacer, ¡ganan!

Por eso es más probable ver una final entre el poderoso Bayern de Múnich y el millonario PSG; por eso sería una sorpresa galáctica que el modesto Atalanta, más pobre que Job, se enfrente al Olympique de Lyon en la definición de la Champions. Pero en el fútbol existen zonas imaginarias donde las proezas son posibles.

El Atalanta Bergamo Calcio fue fundado por estudiantes universitarios italianos el 17 de octubre de 1907. Su nombre está asociado con la mitología griega, con la heroína Atalanta, hija de Esqueneo, un rey malvado que solo deseaba hijos varones y que la abandonó, apenas nació, en el Monte Partenio. Atalanta pudo sobrevivir, según cuenta Hesíodo -uno de los más célebres poetas de la antigua Grecia- gracias a una osa que la amamantó y cuidó. 

Temporada 1913-1914. Bérgamo, Italia. El equipo fue fundado el 17 de octubre de 1907. Aquí una formación del año 1914.

El Atalanta terrenal, el de nuestros días, es dirigido por Gian Piero Gasperini, un curtido y experimentado director técnico de 62 años. ‘Gasperson’, como lo llaman desde que el presidente del Genoa dijo que sería su Ferguson (Sir Alex Ferguson, extécnico del Manchester United), llegó a la institución lombarda en junio de 2016. Gasperson (me tendré que acostumbrar a llamarlo así) comenzó su aventura en el Atalanta perdiendo cuatro de los cinco primeros partidos. Pero cuando los taxistas de la ciudad de Bergamo comenzaban a sospechar de su capacidad para dirigir al equipo, Gasperson enhebró nueve victorias al hilo que silenciaron la parroquia.

En 2017 renovó su contrato con el ‘nerazzurro’ por tres años más, y en ese año ocupó la cuarta posición en la Serie A. El equipo italiano volvía a jugar la UEFA Europa League luego de 26 años. En la temporada 2018-19, el Atalanta de Gasperson llegó a la final de la Copa de Italia tras eliminar a la Juventus, defensora del título, pero perdió la final con la Lazio. En el torneo 2019-20 de la Serie A, que acaba de finalizar, Atalanta ocupó un honroso tercer lugar detrás de la Juventus y el Inter. Gian Piero Gasperini, ni lerdo ni perezoso, se apresuró a renovar su vínculo con la entidad lombarda hasta el 2022.

El entrenador italiano del Atalanta, Gian Piero Gasperini, saludando a la prensa cuando llegaba al hotel Corinthia en Lisboa, el 10 de agosto de 2020, antes de los cuartos de final de la Champions. Foto: LLUIS GENE / AFP

El Atalanta practica un fútbol moderno, dinámico, ofensivo. Su jugador creativo, su ‘playmaker’ es el argentino Alejandro ‘Papu’ Gómez, un mediapunta a quien Gasperson le otorgó la insignia de general en jefe para que le maneje la ofensiva, para que apoye a ese tanque imparable que es el colombiano Duvan Zapata, el ‘killer’ del equipo. La estructura donde se asienta el andamiaje del equipo la conforman el portero Pierluigi Gollini (está en dudas su participación contra PSG por una lesión, aunque se espera que sea de la partida), el suizo Remo Freuler en el mediocampo y el alemán Timothy Castagne, un picante extremo derecho. Pero la debilidad de Gasperson es el esloveno Ruslan Malinovski, a quien casi siempre reserva para rematar la faena. 

El Paris Saint-Germain Football Club (PSG) fue fundado el 12 de agosto de 1970, así que el próximo miércoles, día del partido, cumplirá 50 años de vida. El emir de Catar, Tamim bin Hamad Al-Thani, de quien se murmura que posee la séptima fortuna más grande del mundo, lo compró en el 2011, a través del Qatar Investment Authority (QIA). Un ex tenista profesional de 46 años, Nasser Al-Khelaifi, un tipo que sonríe hasta cuando su equipo pierde, es su director general. 

En el 2020 el PSG ganó todo lo que disputó. Su técnico, el alemán Thomas Tuchel, completó el trébol de títulos domésticos: Ligue 1, Copa de Francia y Copa de la Liga. Ciertamente ‘Les Parisiens’ ganan en su país cuando quieren… ¡Ganan hasta jugando mal! Tienen una de las mejores plantillas de toda Europa  y poseen una salud económica excesiva. Neymar, Mbappé, Icardi, Verrati, Di María, Thiago Silva, Keylor Navas, son todos millonarios, todos grandes empresarios. Asesorados por los jeques árabes en el manejo del dinero son casi invencibles. Puede que Icardi dude y falle un gol cantado solo frente al portero, pero a la hora de definir un negocio, de discutir un contrato, es un lobo de Wall Street.

Me imagino a estos hombres, a estos millonarios, dentro de un campo de juego: «corré a ese vos, que ganas tres millones; no, no, corre vos que te embolsas 5», y así… No exagero. En la Champions del 2017, en el Camp Nou, el PSG solo necesitaba que sucediera algo inverosímil, extraordinario en el fútbol moderno: perder por cinco goles para quedar eliminado: cayó 6-1, y tres de esos goles los recibió en los últimos siete minutos. 

El PSG es un equipo vertical; en el golpe por golpe es letal. Su temible delantera es rica en proteínas y obscenamente lujosa. Es un conjunto que ataca a gran velocidad por las puntas y define por el centro. En el mediocampo tiene al incombustible Marco Verrati, un italiano  que labra la tierra para que Neymar, Mbappé, Icardi o Saravia cosechen sus frutos. En la defensa Thiago Silva y Marquinhos aportan marca, cruces milagrosos y comprobada experiencia, mientras que en el arco el tico Keylor Navas (uno de los mejores porteros del mundo) vuela de palo a palo. A golpe de talonario el PSG se ha preparado para conquistar Europa. Y si todo esto falla «siempre nos quedará París»…

Este miércoles en el Estadio Da Luz, de Lisboa, que estará vacío, Atalanta y PSG darán comienzo a los cuartos de final de esta inédita Champions League. Como diría el Ministro de Salud en estos tiempos de honda incertidumbre por la pandemia del coronavirus: «cualquier cosa puede pasar». 

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