Los trastornos de salud mental comprenden un gran número de condiciones que impactan el pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y comportamiento de las personas. Como ejemplos de estos trastornos tenemos: ansiedad, pánico, trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, bipolaridad, trastorno de personalidad, estrés postraumático y esquizofrenia.
Se calcula que 450 millones de personas en el mundo sufren algún tipo de trastorno mental, y casi un millón se suicidan cada año (Lara, 2017).
¿Qué papel tiene la nutrición en el desarrollo de trastornos de salud mental?
Debemos recordar que el cerebro es uno de los órganos con mayor requerimiento metabólico y que también cumple con funciones en el sistema de defensa antioxidante, el cual se ha implicado en la génesis de enfermedades mentales. Por ello requiere de cofactores y fitoquímicos para su correcto funcionamiento (Sarris, 2015).
Estudios epidemiológicos han demostrado asociación entre hábitos alimentarios saludables y reducción del riesgo de depresión y suicidio (Nanri, 2013).
Entre los nutrientes de interés para prevenir o modular estos trastornos se encuentran:
Omega 3.
N-Acetyl Cisteína.
5-Adenosyl Metionina.
L-Triptófano.
5-HTP.
Vitamina D.
Creatina (Khanna, 2019).
El omega 3, por ejemplo, modula la recaptación, degradación y unión a los receptores de neurotransmisores implicados en la génesis de la depresión: noradrenalina, serotonina y dopamina, y facilita la neurogénesis mediada por BDNF (factor neurológico derivado del cerebro), al igual que el zinc (Mischoulon, 2013).
Pensarán entonces que deben comprar todos estos suplementos de manera aislada, pero la combinación de nutrientes provenientes de la dieta puede ser aun más efectiva que la suplementación aislada (Sarris, 2015).