Novak Djokovic duró un mes y medio sin jugar por negarse a la aplicación de la vacuna contra el COVID-19. Tras no poder disputar los torneos de marzo en Estados Unidos, el serbio debutó este martes en el Masters 1000 de Montecarlo.
Por ser el primer preclasificado del torneo, ‘Nole’ no debió jugar la primera ronda en el principado, donde inicia la gira europea sobre polvo de ladrillo. En la segunda fase se enfrentó al español Alejandro Davidovich.
Como podía anticiparse, a Djokovic se le notó la falta de ritmo competitivo. Más allá de algunos destellos de su indiscutible calidad, tuvo las irregularidades propias del tenis cuando no se tiene buen ritmo de juego.
Su mayor inconsistencia fue con el saque; le quebraron el servicio ocho veces en 19 oportunidades a lo largo de 14 juegos. Dos de esos quiebres fueron en el primer set, que Davidovich se llevó por 6-3.
El ganador de veinte Grand Slams progresivamente fue mejorando, no con su saque sino atacando el de su rival. El español de ascendencia rusa se mostró físicamente combativo y tácticamente arriesgado, pero irregular en su juego, y esa fue la ventana por la cual Djokovic entró en su juego.
El serbio perdía 4-2 en el segundo set, pero logró una espectacular remontada para llevarse la manga en por un ajustado 7-6, con un desempate de 7-5.
Sin embargo, en el tercer set se la cayó la estantería a Djokovic ante un rival que mejoró sus imprecisiones sin reducir la potencia de sus tiros. Con un contundente 6-1, Davidovich eliminó a uno de los mejores tenistas de la historia.
Ahora ‘Nole’, que casi duplicó en errores no forzados (51) sus tiros ganadores (27), se enfoca en el resto de la temporada europea en arcilla, mirando en el calendario los torneos en regiones donde la vacunación no sea obliogatoria.