La Liga de Surf
Por Hugo González Chalela*
Últimamente me encuentro en el mar más tiempo que nunca, por fortuna compartiendo una de las cosas que más me gusta, corriendo olas. Surfear nos concede un espacio ideal para reflexionar. Mientras se aproxima la ola apropiada, que puede tardar largos minutos, entre la espera y el entorno, el surfista frecuentemente se sumerge en profundos momentos de meditación, concluyendo oportunamente sus asuntos. Esa es una de las maneras de surfear, mi favorita, la espiritual.
Desperté en el alba surfeando el pasado 8 de marzo, día internacional de la mujer. Mientras esperaba a las olas, contemplando los intensos colores del horizonte potencializados por los rayos de luz del nuevo amanecer, me abordaron mil motivos por los que debería celebrar ese día todos los benditos días de mi vida. Les comparto algunas de las razones que pasaron por mi mente.
Sobre el tiempo. La vida nos ofrece tiempo, pero limitado, tiempo preciado como nuestro mejor regalo y cada uno es el artífice de su propio espacio. Las olas surfeadas nos las llevamos hasta el final, nadie nos las quita, como lo bailado. La vida es fugaz, como la ola que rompe y que el surfista recorre dejando en la estela su legado.
Sobre lo material. De nada sirve tanto si es tan poco. Cuando valoramos lo que tenemos porque lo obtuvimos con dignidad (así como adquirí mi última tabla de surf) poco se vuelve tanto y es poco lo que nos hace tan feliz. Poco se vuelve importante y lo suficiente para nosotros.
Sobre las formas. La vida no se mide, se vive, tal cual como las olas de un surfista, a las que no se les mide por su altura, más bien se les evalúa por su forma. Al final, es la forma la que nos lleva por un recorrido placentero. Surfear es como hacerle el amor a la mujer amada, se siente bien, no importa cuantas veces lo hagas.
Sobre la gratitud. La gratitud aumenta la felicidad. Agradecer, celebrar, reír, perdonar, mantenernos atentos y conscientes de nuestros actos, nos engrandece el espíritu y nos lleva a vivir la vida a otro nivel, modestamente superior. Vivir agradecidos siendo coherentes entre pensamiento y acción, y fieles a nuestros valores y principios, nos conduce a la realización personal.
Sobre las circunstancias. La formación, las oportunidades, la suerte y el camino de cada uno es diferente, pero la meta para todos es la misma. Todos anhelamos vivir en armonía. Cabalgar una buena ola te sintoniza y te produce un bienestar inefable, alborozo, como el amor recíproco de una mujer.
Momentos invaluables, naturales, como el de la inocencia de los gestos sinceros de un niño agradecido, los ojos nobles del perdón o recorrer el túnel de la ola fantaseada, enriquecen y regocijan el alma.
Conclusión: Amiga, esposa, madre y hermana, que nos complementas, excelsa, de formas perfectas como la ola soñada que nos abraza, como eterna fuente de motivación, en nombre de todos y de Dios, por mil razones honestas repletas del más puro amor, agradezco y festejo por tu infinita presencia, por tu divina existencia, por tus exclusivas maneras y por tu razón única de ser mujer. Declaro y celebro todos los días como el día internacional de la mujer.
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Hugo González Chalela
Surfing Coach
