Luego de un mercado de fichajes extraordinario y con refuerzos de lujo como Lewandowski, Raphinha, Kesie, Christensen y Koundé, los ojos del mundo del fútbol estaban puestos en el Camp Nou.
El Barcelona se estrenaba en LaLiga 2022-2023 y tanto los fanáticos como los críticos querían ver en acción al equipo de Xavi.
La ilusión no está solo por lo que generó en el mercado de fichajes, sino también debido al gran fútbol que se espera pueda generar este plantel que se construyó para el nuevo sueño liguero, para el cual deberá estar en lo más alto de la tabla.
El inicio no fue el mejor y la expectativa se volvió decepción y desesperación. Como se esperaba, el Rayo Vallecano volvió a ser un problema para el Barcelona.
Con un planteamiento ultradefensivo que los culés no pudieron descifrar y en el que se fueron llenando de angustia para volver a mostrar las dificultades con las que cerraron la temporada anterior; un equipo sin ideas que siempre se estrelló con el muro defensivo que le planteó su rival y del cual no pudo salir.
El 0-0 recordó los problemas de la temporada anterior y generó nuevas dudas sobre la capacidad de estos jugadores para dar un paso al frente y llevar al equipo hacia donde todos esperan.
Con semejante inversión lo mínimo era ver una cara diferente, pero esta se desvaneció con el pasar de los minutos y se volvió a evidenciar la falta de un líder que asuma la responsabilidad y haga que todos se involucren y desplieguen el fútbol que estos jugadores deben ofrecer.
No es una excusa que el Rayo se haya metido con 11 jugadores atrás y que recordaran el ‘Bus del Chelsea’ que hizo famoso Mourinho.
(5 colombianos listos para la Vuelta a España 2022)
Lo cierto es que un club como el Barcelona debe descifrar ese tipo de partidos y mostrar alternativas para superar ese muro defensivo que le van a reponer sus rivales.
De hecho, me sorprende más lo que comento Lewandowski al finalizar el partido: “Me sorprendió cuando vi 6 jugadores dentro del área y uno de ellos marcándome. Esto no pasa en la Bundesliga. Esta forma de jugar es anti-fútbol”.
Bienvenido a La Liga. Este no será el primer y único equipo que le plantee un partido similar al Barcelona, de hecho, serán muchos.
En una liga con tantas diferencias económicas y planteles con pocas figuras, será muy común que los equipos salgan a defenderse en busca de un milagro, como el que ya consiguió el Rayo.
Los jugadores del Barcelona no se deberían preocupar por cómo juegan sus rivales, lo que les debe preocupar es lo mal que ellos jugaron y la falta de respuestas que ofrecieron a un planteamiento ultradefensivo.
Es cierto que este es el primer partido oficial de la temporada, pero un equipo con semejante inversión tiene que jugar bien y dar espectáculo.
Xavi pidió a las directivas un equipo a su medida, le trajeron la mayoría de los jugadores que pidió y los directivos siguen buscando opciones para contratar más laterales que le permitan contar con dos jugadores por posición como lo desea el técnico culé.
Ya cuenta con un tridente de ataque de lujo, un mediocampo con jugadores de gran pie y una defensa renovada con dos centrales de jerarquía.
Ahora el equipo debe pasar al frente y dar una alegría al esfuerzo realizado por los directivos de armar semejante nómina, a pesar de los problemas económicos por los que atraviesan.
La apuesta de Laporta es total, se la jugó por el equipo, incluso poniendo en riesgo la estabilidad económica de la institución. Movió varias palancas económicas para poder cumplir con el sueño de tener nuevamente un equipo competitivo.
Esta apuesta que puede salir muy costosa si el equipo no responde y no gana la Liga o la Champions, torneos en los que debe ser gran animador para recuperar la gloria que tuvo hace un par de años de la mano de Pep Guardiola.
Falta mucho camino por recorrer y muchas sesiones de entrenamiento para corregir los problemas que se vieron en el primer partido culé.
El tiempo dará la razón y los resultados que obtenga este equipo serán la vara con la que será medido.
Por ahora quedan en deuda y solo se vieron muchas caras nuevas con gran calidad que no encajan en un colectivo que sigue jugando muy mal.
Mauricio León L.