Para que un partido sea bueno debe ser emocionante; pero no todo partido emocionante es bueno. Por eso no coincido con quienes dicen que el partido entre Millonarios y Junior fue bueno. En realidad, estuvo todo mal.
Mal Daniel Ruiz, que exageró la gravedad de una falta en su contra, por lo cual Juan Pablo Vargas interrumpió el juego. Mal José Enamorado, que intentó una jugada de ataque evitando que un balón enviado por Vargas hacia el costado saliera de la cancha para que Ruiz recibiera atención médica. Mal Vargas, que pateó suavemente la pelota hacia la banda sin asegurarse de que saliera del campo.
Mal el Jorge Duarte, que no pitó una clara falta de Leonardo Castro sobre Edwin Herrera en la mitad de la cancha. Mal el árbitro, que ignoró a Richard Ortiz, su asistente de línea, quien le marcó la falta. Mal estos miembros del cuerpo arbitral que, según se denunció (no se sabe si es verdad), se pelearon físicamente por esto. Mal la Comisión Arbitral, que designó a este juez sin escarapela Fifa para un partido tan importante.
Mal los jugadores del Junior, que no tomaron marcas en el tiro de esquina de la siguiente jugada, sobre todo la del goleador rival, quien terminó haciendo el gol dentro del área chica en total soledad. Mal que no comprendieran que, reglamentariamente, la jugada del gol de Millonarios es independiente a la falta sobre Herrera. Mal que protestaran tan airadamente por una falta a casi 70 metros de su arco. Mal que usen ese error arbitral para justificar, indirectamente, su derrota. Mal que protestaran negándose a reanudar el juego y que, cuando lo hicieron, intencionalmente le hayan dado la pelota a sus rivales. Mal Arturo Reyes, que no ejerció su autoridad como técnico del Junior para que sus dirigidos se dedicaran a jugar después de ese gol porque, según dijo Carlos Bacca, esa decisión la tomaron los jugadores dentro del campo, no el entrenador. Mal que pretendieran que los jugadores de Millonarios no los atacaran si tenían la pelota.
Mal Duarte, que luego de haber amonestado a Gabriel Fuentes por sus protestas no lo expulsó por detener con una falta a Emerson Rodríguez en medio de un ataque muy prometedor en el final del primer tiempo. Mal Duarte, que tampoco expulsó a Jermein Peña por una dura patada en el segundo tiempo.
Mal los jugadores del Junior en el entretiempo, que, según lo dijo Carlos Bacca, se dedicaron a hablar de la falta sobre Herrera y no sobre la forma de revertir la situación deportiva. Mal que salieron desconcentrados en el segundo tiempo y concedieron otro gol. Mal Peña, el peor jugador del partido, que cometió muchos errores en defensa. Mal los jugadores de Millonarios, que no aprovecharon tantos errores de Peña.
Mal los jugadores y el cuerpo técnico del Junior, que solo atacaron cuando iban perdiendo. Mal que jugaron como si no supieran que la defensa de Millonarios es débil porque llevaba doce partidos seguidos sin la valla invicta.
Mal la defensa de Millonarios, que llegó a trece partidos seguidos recibiendo goles. Mal que dejaron a Carlos Bacca solo en el área cuando marcó el gol del descuento. Mal que Emerson Rodríguez cometiera una falta tan tonta para el penalti que derivó en el segundo gol de Junior. Mal la defensa de Millonarios, que por tercer partido consecutivo recibió dos goles tan seguidos, como también les pasó contra Bolívar empezando el juego y ante Deportivo Pasto en el segundo tiempo.
Mal Carlos Bacca, que le pegó un puñetazo en el abdomen a Andrés Llinás, así fuera un golpe suave. Mal Llinás, que dramatizó la dureza de ese puñetazo. Mal Carlos Bacca, que mintió en la rueda de prensa al decir que «no pasó nada, y menos voy a agredir a un compañero. Eso no está en mí; no me lo permitiría yo ni mi familia».
Mal algunos hinchas de Millonarios, que desde la tribuna le lanzaban objetos a los jugadores del Junior. Mal la Comisión Disciplinaria de la Dimayor si no llega a sancionar al club bogotano por esto, pero eso ya lo veremos.
Mal Álvaro Montero, que se dedicó a perder tiempo deliberadamente de forma exagerada. Es normal no apurar el juego si se va ganando, pero la quema de tiempo fue desproporcionada. Actuando así, no tiene autoridad moral para decir después, en rueda de prensa, que el comportamiento de los jugadores del Junior no fue leal con el fútbol, aunque tenga razón en ello porque la lealtad deportiva se da compitiendo y sus rivales renunciaron a eso con su protesta después del primer gol.
Mal Junior que llegó a la rueda de prensa con todos sus jugadores cuando el protocolo indica que deben ir el técnico y un futbolista. Mal que hubiera intentado sentar un precedente de esa manera; no lo hizo este semestre cuando le validaron un gol ilegítimo contra Deportivo Pereira en el que había fuera de lugar. Mal que en la rueda de prensa hubieran hecho énfasis en la falta previa al primer gol y no en el incumplimiento de sus tareas defensivas en el tiro de esquina que llevó al gol, como buscando excusas.
Mal que una periodista, al preguntarle por esto último a los del Junior, hubiera afirmado que «se dejaron hacer el gol». Aclaración: la pregunta es buena porque parte de una premisa correcta, y es que hubo complicidad de los ‘tiburones’ en esa anotación de Millonarios. Pero es irrespetuoso decir que «se dejaron hacer el gol» como si fuera algo voluntario; simplemente se defendieron mal en esa jugada y luego, en vez de tener la gallardía de aceptar su grave error defensivo. Mal la mayoría de jugadores del Junior, que se burlaron de esa pregunta cuando la periodista digo que el gol era culpa de ellos porque, efectivamente, sí fue culpa de ellos.
Mal Arturo Reyes, que en rueda de prensa dijo que, hasta el primer gol de Millonarios, el partido del Junior era bueno. En ese momento la gran figura del partido era Santiago Mele, arquero de los ‘tiburones’, y los ‘embajadores’ ya merecían ir ganando el partido.
Mal Alberto Gamero, que pidió excusas por esa burla a la periodista. Eso habla bien de él, que es un hombre respetuoso y honorable que tuvo la buena intención de dignificar el trabajo de la comunicadora, quien goza de alto prestigio y estima en Bogotá. Pero al técnico de Millonarios le corresponde hablar por su equipo, no por el rival. Quienes se burlaron son los jugadores de Junior; son ellos o Arturo Reyes, su jefe directo como director técnico, quienes deberían pedir disculpas. Y solo deben pedirlas si realmente se arrepienten.
Mal Jorge Duarte si lo que denuncia el medio El Heraldo es cierto. Ese medio de comunicación publicó que, después del partido, el árbitro les confesó a unos jugadores del Junior que sí vio falta sobre Herrera pero no la pitó porque quería darle ritmo de juego al partido. Mal que se le dé prioridad al «ritmo de juego» que a la aplicación del reglamento.
Mal, nuevamente, Jermein Peña, que declaró en zoma mixta que toda Colombia está en contra de ellos. ¿Será que toda Colombia estaba en contra del Deportivo Pereira cuando convalidaron injustamente un gol a favor del Junior en un claro fuera de lugar interpretativo contra los ‘matecañas’? A la larga, no están peleando por una equivocación arbitral capital, como un penalti o una roja injusta, sino una falta en campo contrario.
¡Todo estuvo mal! Bueno, casi todo. En el fondo, estuvieron muy bien Santiago Mele y Leonardo Castro. Si no es por el arquero uruguayo, Junior recibe una goleada histórica. Si no es por el delantero pereirano, Millonarios no gana a pesar de ser muy superior al rival durante la mayor parte del partido.