El mundo del deporte se compone, no sólo de las actividades y rutinas que una persona realiza para mantenerse en forma, sino también de los dispositivos o indumentaria que se eligen para ello. El avance de la tecnología y el diseño de modas se integran para ofrecerle a los deportistas la comodidad y conectividad para facilitar el ejercicio físico y prevenir lesiones o accidentes.
Lo wearable alude a aquellos dispositivos electrónicos que han sido suficientemente miniaturizados para ser usados como accesorios, y es cada vez más aplicado al deporte y la monitorización de la salud de sus usuarios. Son soluciones que están llegando al mercado en forma de gafas, pulseras, relojes, o cualquier otra clase de objetos.
La ropa se vuelca hacia las nuevas tendencias de conectividad, por lo que las distintas prendas se convierten en dispositivos inteligentes, pues lo textil se fusiona con lo electrónico para crear soluciones de moda funcionales para la actividad física.
Las vestimentas se han vuelto inteligentes; las fibras de una tela pueden evitar resfríos, y las prendas llegan a manejar el celular e, incluso, a autoiluminarse. Entre las innovaciones más resonantes, hay texturas que previenen golpes y suelas de zapatos que aseguran un mejor rendimiento. Estos nuevos diseños se hacen llamar “Smart Clothing” y se trata de ropa que combina confort con tecnología.
La denominada ropa inteligente, o dispositivos ponibles, es una revolución textil impulsada por procesos de producción innovadores que generan nuevos materiales, proliferación de datos, dispositivos, sensores e hiperconectividad.
Las empresas de artículos deportivos, tanto grandes como pequeñas, gastan millones de dólares en desarrollar artículos nuevos y mejorados, no sólo en beneficio de los atletas de élite, sino también de los aficionados. Cada vez son más las empresas que ponen su foco en este nuevo avance, y dedican esfuerzos y recursos a profundizar en la materia para desarrollar productos que revolucionen el mercado y cautiven al público.
La ropa inteligente es un negocio en auge. Según las previsiones de CCS Insight, empresa de información sobre dispositivos y redes de conexión, el consumo de dispositivos electrónicos incorporados en la vestimenta pasará de los 9,7 millones registrados en 2013 a 135 millones en 2018.
Todos sabemos que el avance tecnológico influye cada vez más en nuestra privacidad, y la ropa, siendo una de nuestras necesidades básicas, no es la excepción, por lo que aceleradamente vemos mejoras.
La ropa inteligente ha llegado para quedarse e invadir nuestros armarios, porque así son la tecnología y la moda; todo lo cambia, todo lo mejora, o, por lo menos, lo intenta.
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