América de Cali perdió 1-3 contra Atlético Mineiro, de Brasil, y quedó prácticamente eliminado de la Copa Conmebol Libertadores. El partido tuvo una gran polémica extradeportiva por su realización en medio de protestas públicas que afectaron el desarrollo del juego.
El compromiso no se realizó en la casa del América, el Estadio Olímpico Pascual Guerrero, sino en el Romelio Martínez, de Barranquilla. Esto se debió a que, en principio, la capital del Atlántico tenía menos problemas de orden público que Cali.
Pero desde el miércoles, cuando se enfrentaron Junior y River Plate en el mismo escenario de hoy, se sabía que el partido iba a tener complicaciones de orden público.
El primer tiempo fue caótico. Debió ser interrumpido varias veces porque los gases lacrimógenos lanzados por la Policía contra los manifestantes alcanzaban a llegar a la cancha, afectando a los futbolistas. Estos gases afectan las vías respiratorias e irritan los ojos, por lo que los jugadores debían echarse agua en la cara y cubrir su nariz y boca. Llegaron a jugarse doce minutos de adición para compensar las interrupciones.
En el segundo tiempo, aunque el ruido de las bombas de estruendo se mantenía, se redujeron los gases lacrimógenos, y solo hubo una detención del partido por esta causa. El juego pudo concluir con un 1-3 que sepulta la esperanza del América de superar la fase de grupos.
Hulk adelantó al Atlético Mineiro en el minuto 21, y tres minutos después Santiago Moreno empató para el equipo colombiano. En el minuto 54 Guilherme volvió a adelantar al equipo de Brasil, que cerró la victoria con un gol de Eduardo Vargas en el tiempo de descuento.
América quedó en el último lugar del grupo H, con un punto luego de cuatro partidos. Aunque el paso a octavos de final es una posibilidad muy remota, la chance de terminar tercero para recalar en la Copa Sudamericana es viable para los ‘diablos rojos’.
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