Los Bucks se negaron a jugar el partido que tenían programado para este miércoles contra el Orlando Magic, un juego trascendental, el quinto de la serie de playoffs por un lugar en las semifinales de la Conferencia Este de la NBA. Lo hicieron como protesta por el brutal ataque de la Policía estadounidense a Jacob Blake, ciudadano negro que fue injustificadamente baleado siete veces por la espalda enfrente de su familia.
Ese acto del equipo de Milwaukee, la ciudad más grande de Wisconsin y muy cercana a Kenosha, localidad donde ocurrió el ataque, fue respaldado por los jugadores del equipo rival, el Orlando Magic. Después, también fue secundado por las otras cuatro escuadras que debían jugar este miércoles, lo que hizo que toda la jornada de la NBA fuera aplazada.
Esto es relativamente normal, teniendo en cuenta que el deporte estadounidense con más presencia de jugadores negros es el básquetbol y que la misma organización de la NBA apoya las protestas contra la brutalidad policiaca en contra de las personas afrodescendientes. Lo que no es tan normal es el apoyo de los practicantes de otras deportivas en cuanto a no competir como forma de protesta.
Los primeros en sumarse a la iniciativa de rehusarse a jugar fueron los Brewers, el equipo de béisbol de Milwaukee, que contaron con el apoyo de su adversario para este miércoles, los Cincinnati Reds. Se preve que otras organizaciones de las Grandes Ligas se sumen a esta forma de protesta, como los Seattle Mariners, que tienen la mayor cantidad de jugadores negros en la MLB.
Otro deporte involucrado en la negativa a disputar sus competencias es el fútbol. La MLS reprogramó cinco de los seis partidos que iban a jugarse este miércoles y que no van a tener acción como señal de protesta contra la brutalidad policiaca. Inter Miami, Atlanta United, Los Angeles FC, Seattle Sounders, FC Dallas, Colorado Rapids, Real Salt Lake, San Jose Earthquakes, Portland Timbers y LA Galaxy decidieron no presentarse.
Pero la negativa a competir no solo se redujo a los hombres o a los deportes colectivos. Naomi Osaka, la décima mejor tenista del ranking WTA, que este jueves debería disputar el juego de las semifinales contra la belga Elise Martins en el torneo Premier de Cincinnati, se retiró del certamen. «Antes que deportista, soy una mujer negra. Y como mujer negra siento que hay asuntos mucho más importantes que necesitan inmediata atención, antes que verme a mí jugar tenis», afirmó.