Dos motos para la educación

Los wayuú sufren por el transporte para ir al colegio

Juanita Liévano trabaja como consultora de talento humano, pero su proyecto de vida se inclina a lo social. Es por eso que hace seis años inició un comedor comunitario y un colegio de primaria para treinta niños de la comunidad Wayuú en La Guajira, uno de los departamentos con menor escolaridad y mayor desnutrición del país.

En principio, Juanita cubría de su bolsillo el funcionamiento de esta obra social. Pero pensando en hacerla sostenible en el tiempo e independiente de sus ingresos personales, hace cuatro años creó Kaironare, una empresa dedicada a la venta de artículos artesanales producidos por los wayuú.

 

En un viaje al país africano Benín, Juanita se convenció de su vocación por el trabajo social con comunidades vulnerables

“Esto no es una fundación o entidad caritativa. Sí tenemos ánimo de lucro, pero nuestro negocio es solidario y con propósito social. Gran parte de nuestra utilidad se reinvierte en la obra que lo inspiró”, explica Liévano. Para ella es muy importante aclarar esto porque no quiere que le compren solo por solidaridad sino por un verdadero gusto por sus artesanías.

Pero en la medida que su colegio ha prosperado, los alumnos se han ido graduando de primaria, y ha surgido la necesidad de que estudien el bachillerato. “En medio de la pobreza, el poco desarrollo vial y el escaso transporte público, completar la educación secundaria termina siendo un problema de movilidad”, explica Juanita.

Las personas privilegiadas de la región terminan radicándose en internados para resolver el problema del transporte, y otros cuentan con medios motorizados, principalmente motocicletas. Por eso está tratando de difundir la mercancía de Kaironare. Quiere aumentar las ventas y poder comprar dos motos que le faciliten a sus graduados de primaria, por ahora son siete, cursar el bachillerato.

Foto vía Instagram: @kaironare_tienda_solidaria

“La moto del tío Joel es el medio de transporte de nuestra ranchería, y necesitamos dos más para facilitar la movilidad de nuestros muchachos para que terminen el colegio. Una moto sería para los chicos de bachillerato y otra para un joven muy pilo que ya está en la universidad. A él transportarse le vale seis mil pesos diarios, y eso es un dineral en una región donde el ingreso promedio mensual es inferior a los 300 mil. Con la moto se le reduciría el costo y en sus tiempos libres podría trabajar con ella”, dice Juanita.

El término Kaironare viene del wayuúnaiki, la lengua nativa de los wayú, y significa ‘desierto soleado’. “En nuestra obra social siempre ha salido el sol, nunca nos ha faltado nada y vamos a prosperar”, explica Liévano, quien promociona la marca a través de su cuenta de Instagram.

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